La altura del Río Paraná a la altura del puerto de Rosario ha descendido hasta 1 metro de altura, el nivel más bajo desde hace 30 años. Lo avisó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en un informe en el que advierte sobre las enormes dificultades que esta situación representa para la logística de exportación de granos y subproductos desde esa región, principal vía de salida de mercaderías desde la Argentina. En estas circunstancias, hasta al piojo del truco se le complica la navegación.
“Según registros de Prefectura Naval, para el martes 7 de abril a la altura del Puerto Rosario el Río apenas alcanzaba el metro de altura, muy por debajo del mínimo de 2,47 metros que tiene que registrarse a la altura de Rosario para que Hidrovía SA tenga la obligación de garantizar el 90% del tiempo los 34 pies de calado. La última vez que el Río Paraná a la altura de Rosario estuvo por debajo del metro de altura fue el
10 de enero de 1989, hace más de 30 años atrás”, describe el informe de la BCR.
Con esta bajante histórica, hoy se pueden cargar buques para que se hundan solo unos 31 pies en la zona norte del puerto y apenas algo más en el sur de Rosario. Con ese calado máximo, la zona ya quedó por debajo de los 34 pies de calado que garantiza en tiempos normales el concesionario de la Hidrovía.
Obviamente la situación trae muchas complicaciones:
- Hay que ajustar el volumen de carga de todos los buques que transitan por allí en busca d egranos y otras cargas. Un Handysize o Handymax que normalmente carga entre 35.000 y 40.000 toneladas, cada pie de calado que baja el río representa una pérdida de dicha capacidad de carga de entre 1.500 y 1.800 toneladas. En un Panamax, con una capacidad de carga en tono a los 60.000 a 65.000 toneladas, perder 3 pies de profundidad implica dejar de cargar entre 6.000 y 7.500 toneladas.
- Hay demoras en el proceso de exportación, pues la bajante obliga a mayor prudencia de los pilotos y prácticos en las maniobras con los buques, en particular en los canales de acceso y pasos críticos ya que existe una posibilidad creciente que se registren varaduras en el río.
- También hay demoras en la llegada de las barcazas proveniente de Paraguay cargadas de soja. Las demoras se ubican entre 10 y 15 días. Esta mercadería es muy importante para la industria local porque, mezclada con poroto de soja de origen argentino, ayuda a elevar el nivel de proteína de la harina de soja para cumplir con las exigencias de la demanda internacional.
- La Bolsa espera además posibles demoras en la carga de buques con aceite de soja. Esto puede generar inconvenientes en las fábricas que tienen suficiente stock de mercadería para moler pero posiblemente tengan que demorar el ritmo de molienda, para no saturar la capacidad de almacenaje de aceite demorando -por tanto- el ritmo de exportación de harina.
- Finalmente se prevé una posible ralentización del programa de embarques de maíz en Abril y Mayo, lo cual podría generar problemas de saturación en la capacidad de almacenaje del grano dentro de los puertos. A su vez podrían darse menos cupos para camiones para que ingresen con maíz al Gran Rosario.
Obviamente la BCR aclara que además de afectar la actividad exportadora, “los efectos de esta situación extraordinaria van mucho más allá de las exportaciones agroindustriales y abarca efectos sobre el ecosistema del río, la actividad pesquera, la labor de las plantas potabilizadoras, la navegación deportiva y de placer, entre otros aspectos”.
La situaciónes realmente muy extraña y se atribuye a la sequía intensa en el sur de Brasil, donde nace este sistema. Lo cierto es que al martes la altura del río Paraná en Rosario se encontraba en 1,051 metros, cuando la altura media para abril es de 3,76 metros.
Al 14 de abril el pronóstico apuntaba a una profundización de la bajante, hasta 0,98 metros y no había señales de reversión de la tendencia incluso hasta el 21 de abril. Para ese entonces el río descendería 8 centímetros más, para ubicarse en solo 90 centímetros.
Ese día el piojo va a tener más problemas para navegar que nunca.