Este martes hubo reunión de la Mesa de las Carnes, y de ella participaron funcionarios del Ministerio de Agricultura, quienes manifestaron esa posición ante los privados y además destacaron que en la próxima semana van a comenzar las inspecciones a las plantas para ver el estado de avance de las obras de adecuación de sus instalaciones para poder llevar a cabo el cuarteo de la media res.
Las autoridades nacionales dijeron que las visitas a las plantas inspecciones estarán a cargo de personal del Ministerio de Trabajo y de la Dirección de Control Comercial Agropecuario (la ex ONCCA) y se mostraron muy firmes en su postura de que la medida comience a regir en la fecha estipulada. Raramente el Senasa no sería de la partida, pese a la implicancia sanitaria de la medida.
Las inspecciones tendrán como objetivo chequear que se están haciendo las remodelaciones en planta en función de los planes de adaptación presentados por los frigoríficos y cuyo plazo ya venció. Con ese plan aprobado, el Estado otorga un certificado que permite luego ir al banco a pedir un préstamo para hacer las obras necesarias.
Pero hacerse de ese dinero no parece tarea sencilla: “Hay empresas que pidieron 200 millones de pesos para adecuar la planta, cámara de frío que es muy costoso, ampliar la sala de desposte, comprar camiones y para ello pidió 200 millones de pesos, pero le dieron apenas 20 millones. El problema está en que no toman la planta como garantía y por lo tanto la garantía se achica a los bienes que toma el banco para ese fin”, dijo una fuente de la industria.
Los empresarios pidieron que se tenga en cuenta la posibilidad de que se utilicen medios mecánicos para la descarga de las medias reses en los frigoríficos y además expresaron su temor de que la medida no se cumpla en todas las plantas, lo que generaría una competencia desleal de parte de los incumplidores.
También transmitieron a las autoridades que no están en condiciones de absorber los costos inherentes de esta exigencia comercial, por lo que el mayor gasto que generaría el troceo se trasladaría al precio de la carne, en la medida de las posibilidades, aunque también podría afectar al poder de compra de la hacienda.
Eso dependerá del nivel de oferta de ganado y de la capacidad de pago del consumo, lo inverso a lo que sucede con el precio de los subproductos ganaderos que sirven pagar mejor el ganado o evitar el traslado del aumento del ganado a la carne cuando se produce de forma abrupta.
Pero más allá de estos argumentos de los empresarios, desde el Estado “te dicen que arrancan, arrancan y que arrancan”, indicó una fuente de la industria.
Si bien son argumentos que suenan lógicos, las autoridades se mostraron inflexibles respecto de la fecha de inicio y para acelerar los pasos de adecuación y que nadie “se duerma”, ya que pondrán en las calles y en las rutas a los inspectores con la intención de que no “se les escape la tortuga”.