Hace apenas un par de meses, en una de las últimas reuniones de la Mesa de las Carnes, el presidente Mauricio Macri instruyó al ex ministro de la Producción, Francisco Cabrera, para que reduzca paulatinamente y hasta su eliminación los derechos de exportación para los cueros crudos y salados. Hasta se llegó a hablar de una reducción a la mitad desde este fin de año. Pero el ministro dejó su cargo, del tema no se habló más y la promesa quedó por ahora incumplida.
Franco Brunetti, empresario del sector frigorífico de Salta y uno de los que más batalla contra estas “otras retenciones”, señaló que tras aquella promesa presidencial “hice varias gestiones con funcionarios del ministerio Cabrera, pero dos de ellos me respondieron que mi lucha era en contra del lobby del amigo del presidente”. Luego no duda en marcar con nombre y apellido al supuesto escollo para esa esperada reforma: “Se trata de la familia Galperín, dueños de la curtiembre Sadesa”.
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Sadesa es una de las empresas curtidoras más grandes del país y tiene filiales en varios países que importan los cueros argentinos.
Brunetti no se cansa de denotar el histórico régimen de protección al sector curtidor. Rememora que todo comenzó con un decreto del ex presidente de facto Agustín Lanusse, prohibiendo la exportación de cueros sin procesar. También recuerda una resolución de Roberto Lavagna, ya en los ´80, poniendo retenciones a la exportación, pero no en base al precio de cada operación sino al precio de Chicago que es muy superior al del mercado local porque se trata de un producto de más calidad. En consecuencia, al calcularse una retención del 15% sobre otro precio mayor, el descuento aplicado al precio del producto resulta ser mucho mayor.
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“A los frigoríficos del interior nos pagan 14 dólares por una pieza de 25 kilos mientras que en Estado Unidos su valor es de 50 dólares aproximadamente. Es decir, por un kilo de cuero nos pagan 60 centavos de dólar cuando es Estados Unidos vale cerca de 2 dólares. Entonces el descuento de 15% termina siendo de más del 40%”, denunció el empresario.
Ese descuento de precios no ingresa a la cadena cárnica y según dicen los frigoríficos les resta el capital de trabajo necesario para sostener a las empresas, les resta poder de compra por la hacienda y encarece el precio de la carne vacuna.
En esa lógica, el presidente Macri había anunciado una reforma largamente reclamada por los industriales de la carne, pero que hasta ahora no se produjo.