Luego de recibirse de ingeniero agrónomo y finalizar su magister en gestión y trazabilidad, Pedro Spinelli se encontró con los trabajos de Jairo Restrepo, un renombrado agrónomo de Colombia especializado en agricultura orgánica regenerativa. Allí descubrió que su principal interés pasaba por buscar más armonía entre la agricultura y la naturaleza. No duda en confesar que se hubiera aburrido mucho trabajando todo el día con recetas agronómicas preestablecidas y repetitivas.
Pedro forma actualmente parte -junto a Juan Gatti- del proyecto agroecológico Huerta El Origen, en Mercedes, del cual ya hemos contado. Salta a la vista que su principal pasión pasa allí por una pequeña planta productora de “bio-ingredientes” necesarios para quienes quieren transitar el camino de una agricultura libre de insumos químicos.
Pedro es una suerte de alquimista de la agroecología: mezcla ingredientes de lo más curiosos (aunque una consigna es que siempre sean de fácil acceso y de ser posible se obtengan en la misma zona) para elaborar preparados que reemplacen los “agrotóxicos” que se utilizan habitualmente para frenar los ataques de hongos, insectos y enfermedades. También genera abonos que tienen como objetivo “alimentar” los microorganismos del suelo, y que reemplazan los fertilizantes de síntesis química.
Mirá la entrevista completa a Pedro Spinelli:
“Lo que se busca es que el productor logre autosustentabilidad y sepa que puede hacer sus propios preparados. Que lo que necesite comprar sea lo menos posible”, explicó el ingeniero a Bichos de Campo.
A Spinelli no le gusta hablar de insumos y se refiere a sus productos como “biopreaparados” que buscan recuperar los suelos dañados por años de malos manejos. “Ha disminuido la población de microorganismos del suelo, la compactación, la infiltración, han aparecido minerales y elementos no deseados, se han perdido nutrientes”, enumeró.
Entre los preparados hay algunos que son bastante utilizados en la producción agroecológica, como el abono sólido bocashi (lo define como un fermentado de bosta de cordero y otros residuos orgánicos enriquecidos con minerales y microorganismos). Pero también Pedro incursiona en la formulación y elaboración de fertilizantes líquidos a base de “bosta fresca” recogida en los tambos. O repelentes de insectos en base de hierbas y otros raros brebajes.
Su más reciente orgullo es haber aplicado un bioestimulante (una suerte de inóculo) con “mosquito” sobre 6 hectáreas de alfalfa orgánica.
La lógica para elegir los ingredientes de los biopreparados es saber qué se busca lograr. Luego se puede recorrer la zona en busca de los elementos orgánicos que se encuentren al alcance de la mano. Por supuesto no hay improvisación. A la legua se nota que Pedro conoce muchísimo de química.
“Se puede ser autosuficiente en todos los preparados que uno necesita. Los suelos deberían ser autogestionados también con su propio aporte de materia orgánica y deberían estar balanceados”, aseguró Spinelli. Para él, el gran problema de la agricultura convencional (y de la humanidad, por qué no) ha sido poner al hombre por encima de la naturaleza.