El 2018 fue un año muy complicado para quienes se dedican al engorde a corral. La actividad dejó pérdidas significativas. Los feedloteros estimaron tiempo atrás que las pérdidas llegaban a 1.500 pesos por animal que pasó por sus corrales.
“Fue un año para olvidar, con un primer trimestre en el que la seca nos llevó puestos por la falta de maíz y recursos forrajeros. Luego por lo que le pasó a la economía en su conjunto, con una mega devaluación y tasas de interés incompatibles con cualquier actividad productiva”, evaluó Juan Eiras, presidente de la Cámara Argentina del Feedlot.
En diálogo con Bichos de Campo, el empresario agregó que ahora “los precios pegaron un primer salto, pero liquidamos dos zafras completas, hicimos pedazos mucha hacienda con valores de quebranto total. Fue un año de grandes pérdidas”.
En el cierre del 2018 la suba que tuvo el ganado para faena hizo que los engordadores comenzaran a ver la luz al final del túnel, que renovaran las esperanzas. De todos modos, la cautela es la palabra a la que recurren para graficar cómo piensan operar en 2019.
Escuchá ahora la entrevista completa con Juan Carlos Eiras:
Eiras explicó que la mejora en los valores no tiene vinculación con una mejora genuina de la demanda sino más bien con la falta de oferta. Según este razonamiento, debido a las pérdidas económicas que sufrió la actividad, no se tuvo el dinero necesario para la reposición en los corrales, que registran los niveles de ocupación más bajos de los últimos tres años, según la medición que hace la Cámara que los agrupa.
Por eso, el feedlotero consideró que los precios actuales todavía deberían subir más para incentivar al encierre: “Si el dólar flota hasta los 40 pesos, con una cosecha de maíz que ojalá el clima permita consagrarla, no debería haber una categoría de gordo a menos de 65 pesos más IVA. Es un precio intermedio que significaría una suba de sólo 50% respecto de los valores promedio que había a mediados de 2017″, describió.
Y completó: “Entendemos que si no hay recuperación de los valores de acá a marzo para encarar la zafra, la historia va a ser complicada”.
Además del precio del novillito gordo y del valor del maíz, la otra variable que define al negocio del feedlot es el precio del ternero. Pero las posibilidades de compra de los engordadores quedará supeditada a la evolución de las tasas de interés.
En ese sentido, Eiras indicó: “El problema va a estar en el crédito para (la compra de) el ternero y el maíz. ¿Qué feedlotero va a estar en condiciones de comprar una zafra de terneros y maíz cuando toda la vida se trabajó en forma escalonada con pagos programados? ¿Cómo vamos a juntar las partes del que tiene el maíz, el ternero y el engordador?”
“Es una utopía pensar que el feedlotero tiene el capital disponible para comprar un ciclo y medio de comida y hacienda. El problema no es sólo el acceso al crédito, el problema es que esas tasas cortan y acortan el crédito entre particulares, que somos los que llevamos la economía adelante. Habrá que ver cómo nos acomodamos”, razonó.
El empresario finalmente explicó que para sortear esa situación se comenzó a analizarse la posibilidad de hacer capitalizaciones, que no son habituales en los engordes a corral. “Tuve varias consultas: uno pone el ternero, otro la alimentación y otro el feedlot. Esto habla de la sequedad, de la falta de liquidez que hay en el negocio”.