La cosecha de maíz y de soja no será tan mala como cuando el calor y la ausencia de lluvias hicieron temer lo peor. La recomposición del régimen de precipitaciones vino de la mano de la reducción de los derechos de exportación y de cierta mejora en los precios, lo que generó un estado de relativo alivio.
Pero lo cierto es que los números siguen sin dar resultados positivos, por lo que la cuestión comercial cobra relevancia para la cosecha, que en pocas semanas más estará en manos de los productores.
En este contexto, Bichos de Campo dialogó con el consultor Sebastián Salvaro. En primera instancia, analizó el escenario mundial: “La asunción de Trump, en lo comercial dejó algunas certezas y algunas incertidumbres. Las certezas son esta relación con México y Canadá, aplicándole 25% de derechos de importación para todos los productos que venían desde ahí, lo que afecta a lo relacionado al petróleo y a fertilizantes de origen canadiense. Y dejó algunas incertidumbres respecto a lo que va a hacer con China y ahí entra la relación con Brasil”.
Según Salvaro, en las próximas semanas debería haber nuevas noticias respecto de estas cuestiones. “Hay que ver si se repite la película de 2015, donde para buscarle competitividad a China lo que hizo es correr una carrera de devaluación de su moneda para estar más competitivo. También hay que ver qué pasa con la negociación con Brasil respecto del etanol”, señaló.
En el escenario mundial hay cartas por orejear todavía que podrían generar volatilidad en los mercados, justo en meses en los cuales comienza a aparecer la cosecha, que en Argentina será menor a la estimada al inicio del ciclo. Pero no sucederá lo mismo con la oferta de los demás países. Por caso, en Brasil se aguarda una mayor producción de maíz y de soja.
Mientras tanto, hay buen nivel de oferta de granos en el mercado mundial y precios que tuvieron cierta recomposición. En esta línea, el consultor dijo: “Las posiciones de maíz, tanto sean las disponibles como de cosecha, están en torno a los 200 dólares. En el Excel eso nos saca una sonrisa, aunque todavía falta un recorrido largo para ese cultivo. Son precios buenos en términos nominales e históricos, pero no en valores reales porque esa moneda, inflación mediante, también perdió poder de compra”.
En este contexto, para Salvaro la expectativa de que haya un resultado positivo en esta campaña es muy baja desde el punto de vista del productor.
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“No nos olvidemos que venimos de un modelo totalmente distinto en términos macroeconómicos a este. Y hoy hay una gran cantidad de particularidades. Por caso, tenés el productor que entró al ciclo sin ningún stock de nada y agarró toda la baja de insumos, más allá del aumento de los alquileres, etcétera. Y tenés aquellos productores que venían aprovechando ciertos beneficios financieros en una economía que era muy inflacionaria. En esa transición vas a tener algunos que pierdan por la ecuación económica y otros que pierdan por la ecuación financiera”, consideró.
Sin embargo, para él la preocupación no debería centrarse únicamente en la merma de rentabilidad y afirmó que deberían estar en la agenda de los funcionarios otras cuestiones.
“Una es la competitividad que debería recibir la microeconomía argentina, de la mano de la baja de todos los impuestos nacionales, provinciales, municipales. Y lo otro, que seguramente algunos también lo están viendo, es la necesidad imperiosa de democratizar absolutamente todas las decisiones alrededor de un sistema financiero que esté prestando verdaderamente al emprendedor y al empresario. Porque podés perder plata, pero lo que te complica mucho la situación es cuando se corta de un día para otro ese flujo de financiamiento de las actividades”, indicó.
Y concluyó: “Hoy la expectativa de rentabilidad es nula y por eso me parece imperioso que se siga teniendo un sistema financiero que apoye el emprendimiento privado de una manera razonable, que no empecemos a tener tasas de interés muy por arriba de lo que se está viendo”.