“La ganadería está en llamas”, dijo el consultor y analista de Agroideas Fernando Gil, en una charla ganadera organizada por la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA) este jueves. No estaba haciendo referencia a una suba de precios sino al estancamiento de los valores del ganado para consumo y del precio de la carne que se exporta, que genera perjuicios económicos en toda la cadena.
En el caso de la hacienda para consumo interno, Gil destacó que los feedlots vienen perdiendo mucho dinero: más de 30.000 pesos por animal que va a faena. Ellos deberían, en cambio, valer al menos 100 pesos más sobre los 330 pesos por kilo vivo que se logran en el Mercado de Cañuelas por las haciendas de feedlots.
El analista resaltó también que en los últimos 12 meses el maíz aumentó más de 90%, mientras el ganado para faena lo hizo 57% y la invernada solo 40%. Esto explica las pérdidas económicas de la producción
En cuanto a la exportación Fernando indicó que los cambios en los mercados ponen en evidencia la falta de competitividad local. “China paga 4.500 dólares la tonelada, cuando hace poco tiempo atrás esa carne se exportaba a 6.000 dólares. La Unión Europea paga 9.000 dólares por los cortes Hilton que llegaron a valer más de 17.000. Además, los dólares que entran se liquidan al tipo de cambio oficial por lo que en definitiva el ingreso es mucho menor”, dijo el analista.
Eso deja de manifiesto, dijo Gil, el “impacto enorme del atraso cambiario, del desdoblamiento cambiario y de los derechos de exportación, que restan poder de compra a los industriales por la hacienda”.
Por otro lado, el consultor analizó las perspectivas para el negocio. Dijo que espera una primera suba en diciembre, aunque de menor nivel, y que podría haber un incremento mayor del ganado para faena entre febrero y marzo, pero eso no significa que se pueda compensar el atraso ni que luego la hacienda siga acompañando a la inflación.
Al sembrarse maíz de forma más tardía, sostuvo, los feedlots no van a contar con el alimento suficiente para el engorde de terneros en la primera parte del año que es cuando los criadores destetan y venden sus terneros.
“Esto va a reducir el encierre y el nivel de oferta de gordo en gran parte del 2023, lo que también alentaría las subas en un año que pinta difícil porque la inflación seguirá alta y además hay elecciones”, afirmó.
Esa recomposición de valores que podría darse ante la menor oferta dependerá mucho de cuánto se siga dañando la capacidad de pago del consumo interno, ante la escalada inflacionaria y de cuánto traben las exportaciones los funcionarios.