En los últimos días hubo cambios en el mercado ganadero. La semana pasada, durante la Exposición Angus de Otoño, los remates de terneros dieron cuenta del renovado interés de los recriadores por la compra de hacienda, lo que es posible gracias a la ayuda del clima.
Ese eslabón de la cadena ganadera estuvo casi ausente el año pasado, cuando la seca castigó duro a la oferta de pasto. Pero este año el clima húmedo ayudará a pasar el invierno, y la apuesta es a recriar barato para encerrar luego en los corrales, para la terminación. En ese proceso también se gana plata, ya que los valores del maíz y el diferencial de compra-venta aún lo permiten.
El ternero que venden los criadores tiende a negociarse con mejores precios. Todavía estamos en plena zafra y resta colocar entre el 30% y el 40% de la oferta de ese año, según consignatarios consultados.
Pero a pesar de la buena disponibilidad, la demanda alienta la suba de valores, que pasaron de los 1900 a 2100 pesos a inicios de mes a los 2200 a 2500 que se lograron en estos días. El analista Víctor Tonelli dijo a Bichos de Campo que espera que en las próximas semanas ese proceso se afiance, impulsado por el diferencial de compra venta entre los terneros de cría y los que van a faena, y la buena relación entre el maíz y el ganado terminado.
La semana pasada la firma Alfredo S. Mondino vendió 19.000 cabezas en un remate desdoblado en la Exposición Angus de Otoño. El ternero de 180 a 200 kilos, la categoría más producida en la zona de cría, se vendió entre 2200 y 2600 pesos.
La otra categoría que sube de precios es el novillo de exportación. En ese remate de Mondino los novillos para la cuota Hilton se vendieron en 3500 pesos de promedio, mientras que aquellos que se destinan a Europa por fuera de ese cupo, y pagan más aranceles, tocaron los 3.300 pesos.
Esta categoría, tal como dimos cuenta en Bichos de Campo y según destacó la analista María Julia Aiassa, sigue reduciéndose y llega a niveles mínimos históricos.
Los valores que debe pagar la industria exportadora ante la falta de oferta superan a su capacidad de pago. Según directivos de empresas exportadoras, el negocio no da para más de 3.000 pesos por kilo. En definitiva, están comprando el ganado necesario para sostener el funcionamiento de las empresas y atender a sus clientes en un 20% por encima de lo que el negocio permite.
Los precios locales rondan los 3,70 dólares, valor similar al que se paga en Uruguay pero muy superior al de Paraguay y Brasil, donde la industria paga en torno a los 3 a 3,10 dólares por kilo en gancho.
Lo que todavía no reacciona es el precio de la hacienda que va al consumo interno. Se espera que de la mano de la efectivización de paritarias haya una reacción en el precio. Al menos en eso están puestas las esperanzas de matarifes y frigoríficos. Pero teniendo en cuenta el castigo que viene sufriendo el salario, parece poco probable que haya cambios importantes en el corto plazo. La única posibilidad de que suba el precio sería por una reducción importante de la oferta.
Alertados de esta situación y ante los temores de que un exceso de hacienda deprima los valores, los feedloteros decidieron moderar sus compras y por eso, en el último informe de inicios de este mes, indicaron que el nivel de ocupación es el mismo que había en abril.