El programa Cambio Rural está cumpliendo 30 años de funcionamiento interrumpido, en los cuales el Estado llegó a diferentes tipos de productores con herramientas para mejorar su calidad de vida. Se trata de una política de Estado de largo plazo, de las pocas que en Argentina sobrevivieron a las varias crisis económicas y a los diferentes gobiernos.
Pablo García trabaja en el programa hace muchos años. Hoy es agente de proyecto, lo que implica coordinar a los promotores asesores de los grupos en la región que abarca a los municipios de Bahía Blanca, Tornquist, Coronel Rosales y Villarino, y vehiculizar las demandas que surgen en cada caso.
“La primera función es que se cumplan con los requisitos del programa, que los asesores hagan las visitas a cada uno de los productores y se articulen y se dé solución a las demandas de los grupos cuyos objetivos se fijan al inicio de su vinculación con Cambio Rural”, explicó Gacía a Bichos de Campo.
Escuchá la entrevista completa:
El ingeniero agrónomo explicó que cuando se conforma un grupo se definen los objetivos que pueden tener que ver con mejoras productivas, en infraestructura, con la formalidad. Para eso es necesario que los técnicos hagan el mejor asesoramiento posible y faciliten las soluciones.
“Tratamos de facilitar el cumplimiento de los objetivos y de que con ellos los productores vean que pueden lograr mejoras”, indicó.
También apuntó que es clave la unidad de los que participan en cada grupo, que se integren y compartan experiencias e información. “La columna vertebral tiene que ver con promover el trabajo colectivo, apostamos a que de ahí surjan las soluciones. Creemos en el intercambio de saberes entre productores y el asesor no trae las respuestas”.
“El saber es colectivo, se enriquece con lo que genera el INTA y lo que se hace es generar comunicación entre el técnico y lo que se genera en el intercambio de saberes”, insistió.
En su zona de influencia hay grupos muy variados: agrícolas, ganaderos, mixtos, avícolas, de porcinos, horticultores y hasta pescadores artesanales.
“El acercamiento a los pescadores artesanales fue todo un desafío porque no teníamos experiencia en el tema. Los primero que hicimos fue agruparlos, porque cada uno trabajaba por su lado. Conformado el grupo se buscó mejorar las embarcaciones, en la capacitación para que las técnicas de pesca sean más amigables con el medio ambiente y también en la formalización de las empresas familiares”.
Otro caso que le genera satisfacción a García es el de los productores de porcinos del periurbano de la ciudad de Bahía Blanca. “Trabajaban en la informalidad cuando se armó el grupo y luego de mucho trabajo lograron habilitar el criadero y hace pocos días recibieron la matrícula para funcionar como cooperativa. Ya no se tienen que esconder de los controles”, contó García.
El coordinador de Cambio Rural dijo que este programa “es una herramienta para llegar con algo concreto a los productores a los más recóndito del sector productivo, el programa me pide que llegue puerta a puerta tratando de solucionar problemas concretos que no solo son técnicos, a veces también sociales, uno tiene que mirar todo el panorama”.
García se mostró como hincha fanático de esta política. “Soy ferviente defensor del rol del servicio que puede dar el Estado, que muchas veces está mal visto, pero está en nosotros hacer que el Estado esté presente. Quiero seguir siendo técnico del Estado porque me permite llevarle herramientas a los productores”, indicó.