La rareza y la curiosidad pueden ser dos grandes motivos para seguir adelante con una herencia familiar. En el caso de la productora Alejandra Balda, el interés por llevar el nombre familiar a lo más alto también jugó un papel importante.
Aunque el fuerte de su producción está en los bovinos de la raza Angus, abandonar la tradición ovina que inició su bisabuelo Martín no está en sus planes, y menos cuando su majada actual tiene ejemplares de una raza poco conocida y de cualidades muy llamativas. Se trata del Texel blue, una variante del Texel originario de Holanda, que ingresó al país a mediados de la década de 1970, y que puede dar animales con una coloración azulada.
“Soy cuarta generación que cría ovejas en el país. Mi bisabuela vino de Biarritz y mi bisabuelo de Pamplona, y se radicaron en la zona de Parish, en el partido de Azul. Luego una parte migró hacia Cacharí, pero siempre dentro de la depresión del Salado. Hoy la producción está diversificada. Nuestro fuerte son los bovinos, pero a los ovinos no los voy a abandonar aunque no sean negocio”, dijo Balda a Bichos de Campo.
Aquella tradición la llevó a tener una majada a la que caracteriza como una auténtica “mezcolanza”, que llegó a tener ejemplares de Corriedale, Romney Marsh, Pampinta, Frisona y Liconln. Pero cuando se hizo cargo de las riendas de la producción dentro del establecimiento San Daniel, decidió sumar ovinos de la raza Texel.
“Empecé echando la raza en una majada general, y después compré ovejas Texel puras. Para eso fuimos a Coronel Vidal, a conocer al que trajo esa raza al país, que es José Plumet, en 1976. Lo hizo vía Uruguay, y luego hizo importaciones directamente desde Europa, cuando se podía. Trajo unos diez animales en pie”, contó la productora.

“El Texel es originario de una isla de Holanda, que después pasó al continente europeo. Está el Texel de Bélgica, que es más pequeño de cuerpo; el de Francia, que es más grande y puede pesar entre 170 y 180 kilos cuando es adulto; y el de Alemania, que es donde aparece la variante blue. Hoy en día, el que más cría a esos animales es Inglaterra”, detalló a continuación.
La razón de apostar a esta raza carnicera es que se adapta muy bien a zonas inundables. De hecho, parte de que su cuerpo no tiene lana sino pelo, como la cara, las patas, las manos y parte de la cola.
Según relata Balda, la aparición de la variante azulada en Argentina se dio por una mera casualidad.
“Plumet trajo Texel de todos los lugares de Europa. Compró un ejemplar blanco alemán, y acá apareció con el tiempo el recesivo negro. Vos podés tener una majada toda blanca, y puede aparecer un corderito con cuero azulado. Me sucedió y es una cosa que parecía de otro mundo”, señaló la productora.
Por desgracia, los primeros animales azulados que Balda logró fueron atacados por una jauría de perros, lo que la obligó a iniciar de cero. Aquello le demostró lo difícil que es obtener animales Texel blue puros, ya que el gen no siempre se expresa de la misma forma.
“No es fácil reproducirlas, tenés que hacer un trabajo muy fino. Para agrandar una majada trabajás sobre animales blancos y carneros blue, y te vas guardando a las hijas para trabajarlas con otros blue que hayan nacido. El patrón tiene dos manchitas blancas debajo de los ojos y el vellón difuminado, que tiene una tendencia a tener un color más claro en el costillar”, indicó.
Y añadió: “Pero en algún momento tenés que poner otra línea de sangre para que vuelva a resurgir, porque si trabajás con líneas muy cerradas achicas al animal, te aparecen defectos físicos. Cada tanto tenés que hacer una renovación de sangre”.
Actualmente Balda cuenta con 50 ejemplares de blue dentro de su Cabaña Don Romualdo, y se ilusiona con poder tener un registro oficial para esta variante, a la que trabaja “a pulmón”. Prueba de ellos fue la obtención del Gran Campeón en Texel blue en la Exposición de Ayacucho años atrás.
Una de las mayores sorpresas se las dio el creciente interés de las hilanderas, que comenzaron a comprarle lana de esta raza en cantidad.
“La lana blanca prácticamente no la usan, no la quieren pagar. Pero esta me cubrió el costo de la esquila y más. Por dos bolsones me pagaron más de 170 mil pesos, es un buen número”, señaló Balda, que sostuvo que hay un mal concepto respecto del grosor de este tipo de fibra.
“Tenemos el pensamiento de que la lana texel no sirve para hilado, y estamos en un grave error. En una oportunidad mandé a analizarla al sur, porque yo esquilo con protocolo, y algunos animales dieron 26 micrones y otros dieron 29. Es difícil darte cuenta en esta raza cuánto puede dar su fibra”, afirmó.
-¿Hay posibilidad de importar genética para facilitar este trabajo de lograr un rodeo más puro?- le preguntamos.
-El único lugar que te queda para traer esto es Inglaterra y en el blue no está abierta la importación. Ellos tienen la enfermedad de vaca loca en ovinos. Hay seis o siete cabañas habilitadas allá y es solo porque tienen un estudio hecho de trayectoria de no tener la enfermedad durante muchos años. Lo he pensado pero hay todo un protocolo.
¿Y en Argentina hay otras cabañas con las cuales intercambiar genética?
-No, te diría que la madre del Texel blue prácticamente soy yo.