Cavigliasso es un apellido sinónimo del maní en Argentina. Guillermo Cavigliasso, recientemente elegido intendente de su pueblo, General Cabrera, en el su de Córdoba, tiene una pasión más allá del campo… O varias: el automovilismo, el fútbol y volar. Los invito a conocer a un apasionado que se identifica más con un “5 rústico y luchador” que con un “10 lírico”, así en el fútbol, en el automovilismo como en la vida. Pasen y lean.
Su vínculo con las carreras de autos inicialmente no fue fácil. Su padre (Oscar, fundador de la empresa familiar Prodeman) y su madre (Graciela) no estaban muy de acuerdo. “Ellos querían que yo jugara al fútbol, cosa que también hacía”.
“Había empezado la secundaria, tendría 13 o 14 años y tenía unos amigos que corrían en el kartódromo de Cabrera. Un día uno no pudo correr y me dijo si me animaba a subir a su karting. Me animé, pero fuimos a probar, se pinchó y hasta ahí llegó mi primera incursión en el automovilismo, pura decepción”, relató el ahora intendente de General Cabrera, elegido con el 80% de los votos el pasado 16 de abril.
Antes de asumir ese cargo, Guillermo había sido concejal por la UCR, cuando el intendente en ejercicio, Marcos Carasso, renunció para asumir como Diputado Nacional. Ahora ocupará el cargo hasta 2027.
“El 16 de diciembre de 2021 es un día que va a quedar marcado para toda mi vida, se da él inicio de algo que soñé alguna vez, lo pensaba para más adelante, pero me toca hoy conducir esta hermosa ciudad que quiero tanto, que tanto me ha dado y que tanto tiene para dar. Quiero agradecer a mi familia el gran apoyo que me dan, a mis amigos y a todos los cabrerenses que de muchas maneras me hicieron llegar su apoyo”. Con estas palabras publicadas en su Instagram, Guillermo Cavigliasso daba inicio a su primera gestión y también a un sueño.
Pero volvamos a la juventud y los fierros: “Después de esa primera frustración, años más tarde, agarré una moto de mi hermana, una Zanella 50, la desarmé, le saqué los pedalines, la acomodé y me puse a correr en moto, fue una experiencia maravillosa, aunque me dí unos golpes bárbaros”, recordó.
Corrió unas carreras y se terminó el sueño. No tenía moto para continuar. Y cómo sus padres seguían sin estar convencidos del deporte motor, tuvo que esperar hasta 2011, cuando empezó a correr en kárting. “Estaba con dos amigos, Guillermo y Sergio Actis, que corrían, y ellos tenían ahí el taller, los domingos íbamos a las carreras tempranito, y en la semana le metíamos mano a los fierros, nos encantaba”, relató.
¿Algún olor que te lleve a ese momento? “El olor que no te olvidás nunca es el del aceite de ricino de los motores dos tiempos. Llegás, respirás hondo y decís ´qué rico´”, se rió Cavigliasso.
¿Y el fútbol? Entreverado con la pasión fierrera siempre estuvo el fútbol. “A mediados de los ’90 se armó una alianza de equipos del pueblo, yo ya jugaba en primera, algo que hice hasta 2009”, contó.
¿Y cómo quién jugabas? “Era delantero, número 9, me encantaba correr arriba, era encarador, saltaba bien, tenía buen físico, me sentía identificado, salvando las diferencias, con la polenta de El Bati (Nota de la redacción: Gabriel Batistuta, delantero de área de la selección argentina durante muchos años, triunfó en el fútbol italiano)”, retrató Cavigliasso.
En 2007 dejó de jugar, tenía mucho trabajo y se hacía difícil para compatibilizar fútbol y campo. Pero en 2009 se puso un objetivo, ponerse a punto y tratar de salir campeón con el equipo de su pueblo que por entonces jugaba la liga de Río Cuarto. “Me presenté al técnico, le dije que quería jugar, me aceptó y salimos campeones, cerré mi carrera con una vuelta olímpica, ahí ya tenía 29 años”, contó.
Ahí retomó la pasión fierrera. Para el fútbol el físico y el tiempo no alcanzaban, pero para subirse al auto los fines de semana si y probar algún día en la semana sí. Con un amigo de General Deheza armaron un karting y empezó a correr en la tierra, eso fue hasta 2014, que lo invitaron a correr una carrera ¡pero en autos!
Respecto de lo que más le gustaba de correr (ya no lo hace desde 2019, cuando todo se cortó por la pandemia y luego comenzó en la gestión pública), contó que “lo más lindo es esa adrenalina que sentís cuando estás sentado previo a la largada o esa primera aceleración cuando dan la salida”. Pero, además, “disfrutaba mucho del fin de semana, me desconectaba del trabajo, me ponía la cabeza en otra cosa totalmente distinta y la pasábamos bien”. En muchas ocasiones, incluso, acompañado por toda la familia.
Autos, tecnología e “ídolos”: Hace un tiempo escuché a Juan María “El Loco” Traverso que en una nota decía que la carga tecnológica de los autos de hoy había hecho que el protagonismo en el resultado final de una carrera dependa en un 90% del auto y sólo un 10% del piloto.
“A mí me encanta la tecnología aplicada a los autos de carrera, la pondero y me ha ayudado mucho para detectar mis errores y corregirlos”, contó Cavigliasso. Y agregó: “Si vos agarrás un auto de punta no es fácil tampoco, una cosa es llevarlo fuerte y otra llevarlo rápido, a veces para ir rápido no hace falta ir fuerte, ¡Aguante la tecnología!”
Después del karting Cavigliasso corría en una categoría que eran autos de calle con algunos retoques. El de él era un Chevrolet Onix motor 1.8. Tenían tecnología con sensores en el freno, acelerador y dirección. Dentro de las cosas que aprendió de la conducción destacó dos: “Lo más difícil al principio es poder transmitirles a los mecánicos lo que vos sentís que hace o le pasa al auto en la pista, para que lo corrijan, eso me llevó un tiempo, pero lo fui logrando”, contó.
En segundo lugar, aprendió a frenar. “Se frena distinto que en el auto de calle, frenás con el pie izquierdo, eso me llevó varias carreras, muchas lecturas de mi secuencia de frenado, hasta que lo fui sacando”, explicó el productor manicero.
Tuvo la posibilidad de viajar y ver tanto la Fórmula 1 como el Nascar, en Daytona. “De la Fórmula 1 me llamó la atención la cantidad de gente que atiende cada auto, es impresionante, y de Daytona la perfección en todo, el box, los camiones, la organización, la gente… Pensá que entran al circuito más de 100.000 personas, todo bien hecho”, relató.
-¿Quiénes son tus referentes o ídolos en el automovilismo?
-Es difícil, a cualquiera que le gusten las carreras y los fierros y lo haya visto elige a Ayrton Senna; después te diría Juan Manuel Fangio, porque no lo viví pero después de conocer su historia, realmente era un genio; y después el Flaco Traverso, increíble; Matías Rossi también me encanta. El otro que me gusta local es Pechito López, pilotos que van, buscan, pelean. Y de la Fórmula 1 me gustan mucho Lewis Hamilton, es un genio, un estratega; Max Verstappen y Lando Norris (N de la R: la nota para el podcast fue grabada en junio de 2021, cuando aún Verstappen no había salido campeón, luego se coronó en ese 2021 y en 2022).
-¿Tuviste algún accidente o piña fuerte que te haya asustado?
-Te cuento dos, una mía y otra que ví muy de cerca. En una carrera veníamos cuatro autos pegaditos a 180 km/h, yo iba último en esa fila, de pronto se tocan dos y fue increíble, uno se despegó del suelo y dio como 6-7 tumbos a toda velocidad, yo le pasé al lado, me asusté porque pensé lo peor… por suerte, cuando pasé de nuevo el piloto estaba intacto pero la piña fue tremenda. Después me tocó participar en una a mí, en Rafaela, diluviaba, veníamos dos pegados y en la recta hay un tema con la entrada a boxes medio complicada, yo me pegué mucho y no ví que el que venía adelante esquivó otro que venía de boxes más despacio, lo choqué de atrás fuertísimo, pegué en los paredones, pero no me hice nada.
Una anécdota tragi-cómica fue cuando en Alta Gracia, venía muy bien, corriendo en ese momento con el Fiat Uno, estaba segundo y en la última vuelta se quedó sin nafta. ¿Qué pasó? “Tardaron un tiempo los muchachos del box para decirme que habían calculado mal y se olvidaron de poner más nafta”.
Volar y volaaarr: Además de todo, Cavigliasso es piloto de aviones y helicópteros. Otra de las pasiones que disfruta. “De chiquito siempre decía que quería ser de la Fuerza Aérea, después la cosa no se dio, pero siempre me quedó ahí, y cuando estaba en la última etapa de la carrera de agronomía en Río Cuarto hice el curso de piloto de mono motores, tipo Cessna. Mi papá también entendía que estaba bueno porque nos permitía movernos más rápido de un campo a otro”, contó Cavigliasso.
En 2010 la empresa compró un helicóptero e hizo el curso para manejarlo además de sacar la licencia para manejar aviones multimotor. “Me encanta volar, te da mucha libertad, es muy lindo mirar desde arriba las cosas, tener otra perspectiva, es apasionante”, dijo.
-¿Un tema musical para cerrar la nota?
-Soy muy cuartetero y cordobés. Vamos con “Soy cordobés”, de Rodrigo.