Mientras en el mundo se debate si la Agroecología es una ciencia o si no es más que una ideología hippie, en Cuba esta práctica se ha convertido en la única forma de producir alimentos. Justo después de la caída del campo socialista a finales de la década del 80, aquella isla disminuyó en un 80% sus importaciones y se sumió en una profunda crisis alimentaria.
Desde entonces se volvió un imperativo para el gobierno y los campesinos cubanos lograr la tan anhelada “soberanía alimentaria”, un verdadero desafío para un país que no cuenta con recursos para adquirir insumos químicos y mucho menos paquetes tecnológicos. Por eso muchos productores coinciden en que hacer agricultura orgánica en el país responde básicamente una necesidad y no a una convicción.
Fue en este contexto que nació a inicios de los años 90 el programa de Agricultura Urbana y Suburbana, un movimiento agrícola que tiene lugar tanto en las ciudades como en los asentamientos poblaciones. Compuesto por 27 subprogramas, entre los que se destacan el de hortalizas, abono orgánico y frutales, el movimiento desde su creación ha generado empleo para más de 300 mil personas a lo largo y ancho del archipiélago, al tiempo que se ha convertido en una solución efectiva para incrementar la disponibilidad de productos agrícolas.
Pero aún así, Cuba, la sigue teniendo difícil en materia productiva y esto se debe en gran medida al abuso del monocultivo, principalmente de caña de azúcar y tabaco. Ambos cultivos fueron por mucho tiempo los principales rubros exportables y monedas de canje con diferentes países. Según los expertos, ahora el país caribeño tiene dañado el 75% de su suelo y enfrenta problemas de compactación, salinización y baja fertilización.
Evidencia de esto es la historia detrás de Leidy Casimiro Rodríguez y su familia, quienes hace tres décadas retomaron las labores agrícolas para sobrevivir a la crisis de los 90. Si bien se trata de una alternativa a la que recurrieron muchos cubanos por aquella época, particularmente su padre, José Antonio Casimiro, optó por la Agroecología para producir alimentos y recuperar el suelo de Finca del Medio -un campo heredado de sus ancestros españoles, ubicado en el municipio de Tagusco, en la central provincia de Santi Spiritus- severamente dañado por el cultivo intensivo de tabaco.
“Mis bisabuelos fueron españoles migrantes que llegaron a Cuba y principalmente se basaron en el cultivo del tabaco de forma muy artesanal. Pero luego la otra generación, que fue la de mi abuelo y su hermano, hicieron lo mismo pero de una forma muy convencional, de un modo tan intensivo que la finca prácticamente murió. La tierra se degradó mucho y perdimos 80 centímetros de la capa vegetal, entonces la familia la abandonó porque ya no era productiva. Pero en el Período Especial en Cuba, un momento crítico para la sociedad cubana, mi padre decide regresar a ese lugar y tener como proyecto de vida producir nuestros propios alimentos”, contó la joven productora a Bichos de Campo.
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Remontándose a los inicios, Leidy recuerda que su viejo comenzó a acondicionar la finca, sin tener muy en claro que lo hacía de forma agroecología. “El proceso ha sido una transición de aproximadamente 31 años. En ese lugar hemos tenido que rehacer nuestro suelo, crear nuestra propia cultura. Desde el propio inicio fuimos haciendo cosas empíricamente que luego supimos que eran prácticas agroecológicas”, precisó la agricultora cubana.
“Nosotros comenzamos por separar los espacios en cuartones para que no fuera un solo paisaje, sino como un mosaico. Creamos las barreras vivas y barreras muertas para generar contención y evitar que se siguieran yendo los nutrientes de nuestro suelo”, agregó a continuación.
Ahora, con total conciencia de que producen de forma agroecológica, la familia se enorgullece de producir todo el alimento que consumen. “Nosotros producimos toda nuestra alimentación, excepto la sal. O sea, producimos nuestros granos, cereales, vianda y más de 35 variedades de fruta, miel de dos tipos de abejas, pescado, cerdo, gallinas, vacas, queso, leche y huevos”, enumeró.
Pero en este camino de producir a partir de modos sustentables, la familia no solo se ha concentrado en trabajar la tierra sino que han aprendido a conservar. En gran medida, obligados por los ciclones tropicales que azotan al país entre los meses de junio a noviembre, que suele dejar a la isla desprovista de alimentos frescos.
“Tenemos mucho conocimiento de cómo conservar. Nosotros podríamos dejar de producir hoy por causa de algún evento climatológico extremo y no tendríamos problema, porque tenemos alimentos conservados sin ningún aditivo y de mucha calidad nutricional, que pueden estar guardados hasta tres años. Estamos hablando de pulpas de fruta y pasta de tomate. También hay formas de deshidratar y conservar la harina de yuca y de plátano, para conservarlas en su forma natural”, explicó Leidy.
Por otra parte, la conformidad de la familia no está únicamente en haber logrado producir alimentos deforma agroecológica, sino que con dicha práctica han podido regenerar el suelo de esta finca que funciona como “una escuela viva”, reconocida a nivel internacional.
“El suelo, con diversas prácticas que estamos haciendo, se ha recuperado con la producción de nuestros propios biofertilizantes, a partir del compost y humus de lombriz, de los efluentes de nuestros biodigestores, que vienen cargados también de ceniza, polvos de piedra, y de microorganismos eficientes para lograr esa mineralización que le falta a estos suelos que han sufrido mucha degradación”, explicó la cubana.
Si bien los modos de producción que profesa Leidy están muy ceñidos a la realidad de ese país, y a las necesidades de su finca, sus estudios en Agroecología la llevan a mirar más allá del campo y a pensar en formas de alimentación más sanas, que desde su punto de vista solo pueden ser garantizados por ese modo de producción alternativo, y de una nueva forma de consumo que llama ecogastronomía.
“No solo pensamos la Agroecología como una forma de producción y comercialización, sino que tenemos muchas potencialidades y la necesidad de cambiar muchos de nuestros hábitos alimenticios. Entonces, dentro de esta forma de producir, la ecogastronomía es un término novedoso que tenemos en cuenta porque nosotros seguimos el proceso desde el campo hasta la mesa“, concluyó.
Cuba solo necesita respeto por la libertad individual, la propiedad y un gobierno Libertario
Si. Así se convierte en Haití en dos días. Cuba es un ejemplo de lo que hay que hacer.
¿De qué libertad hablás siendo libertario? ¿La libertad de perder poder adquisitivo? ¿ Libertad de perder el trabajo y no conseguir otro? ¿La libertad de perder todos los derechos sociales? ¿La libertad de jubilarte despues de 40 años de aportes y convertirte en un cadaver viviente?
Que hacen con toda la plata que les entra por turismo?
Ah una parte se la llevan los socios capitalistas y la otra parte se la roba el gobierno socialista
Sarta de gorilas miserables, esta situacion es por el bloqueo económico qué ejerce el imperialismo yanqui y todos sus esbirros alcahuetes. País o empresa qué quiera vender y/o hacer negocios con la Cuba, es duramente sancionada.
Por haber derrocado a la dictadura de Fulgencio Batista y la protección de los negocios de la mafia norteamericana (prostitución, juego y naciente narcotráfico) la Revolución Cubana fue inmediatamente resistida por los yanquis. Nunca le perdonarán ser Socialistas y repudiar a la explotación de los trabajadores y trabajadoras. A pesar de la asfixia económica ejercida por los cerdos americanos y las críticas de los gusanos de Miami, el gobierno cuenta con mucho apoyo popular.