Desde hace dos meses o más, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, intenta estructurar sin demasiado éxito un fideicomiso para subsidiar los costos de producción de la harina de trigo y de la carne de pollo. Todos los sectores de la cadena han desaconsejado esa opción, donde se sacaría recursos de los exportadores de trigo y maíz para transferirlos a esas industrias alimenticias. Pero Feletti insiste y, todavía peor, quiere extender esa fórmula de los fideicomisos a otros alimentos, como la papa, el tomate y la cebolla.
En las últimas horas, el ministro de Desarrollo Productivo y supuesto jefe de Feletti, Matías Kulfas, confirmó que “se está trabajando en la formación de un fideicomiso para productos frescos, con el objetivo de poder incrementar la oferta para estabilizar los precios”.
“Hay factores de oferta, en el caso de los frescos, que generan precios muy volátiles y hay también factores estacionales que reducen la oferta, por lo cual pensamos en un esquema que nos permita anticipar compras y poder intervenir en los momentos de escasez de oferta. Los productos frescos dependen mucho de la oferta y la demanda estacional, a diferencia de los productos industriales”, explicó el ministro en declaraciones al canal C5N.
El ministro reconoció que el frutihortícola es “un mercado que está muy atomizado tanto en la etapa de producción como en la etapa de las ventas minoristas. Allí entonces, hay un punto central que queremos llevar adelante y es poder estabilizar la oferta y estamos trabajando en un fideicomiso para productos frescos para evitar la volatilidad de los precios”.
Lo que no dijo Kulfas ni explicó Feletti es de dónde sacarán los recursos para que el Estado compre y estoquee ciertas verduras. En el caso del fideicomiso aceitero, el único que funciona, el fideicomiso toma 180 millones de dólares que las aceiteras descuentan del precio a los productores de soja y girasol, para luego subsidiar con ese dinero el precio de la botella de aceite (que en general venden las mismas empresas).
En el caso del proyectado fideicomiso triguero y maicero, el proyecto de Feletti es subsidiar casi toda la provisión de esos cereales a molinos harineros y empresas avícolas. Pero en los hechos nada pudo implementarse todavía porque hasta esos sectores supuestamente beneficiados se oponen a esa fórmula, que las entidades rurales califican como una “retención encubierta”. Por eso el proyecto oficial se está achicando a pasos agigantados y, en el caso del trigo, ya no involucraría la harina vendida en bolsas de 25 kilos al mercado mayorista sino solo a los paquetes de 1 kilo, como así también a los fideos secos.
Sigue la “retención encubierta”: El gobierno extendió el fideicomiso aceitero por otro año más
En el caso de los productos frescos de los que habla ahora Kulfas, la fórmula es mucho más vidriosa porque no hay productores/exportadores (como en el caso de la cadena de granos) de donde obtener el dinero. La mayoría de las papas, cebollas, zapallos, lechugas o tomates producidas en la Argentina son consumidas aquí y no se exportan. Entonces mal se pueden obtener ese tipo de recursos.
Pero Kulfas y Feletti insisten en una receta de intervención. Todo bien. Mientras se estrellen solos y no nos hagan chocar a todos nosotros…