Como en todo año electoral, hay ciertos temas que son colocados en el freezer de la agenda pública. Podría pensarse que lo que se intenta es evitar resultados negativos en el “poroteo”. Al cabo que ya habrá tiempo de continuar discutiendo. Si bien el año pasado fue uno de mucha tensión en torno a cuestiones ambientales –los incendios forestales, los humedales, las aplicaciones de fitosanitarios-, el 2021 parecería haberle puesto un freno a esas cuestiones.
En la localidad santafecina de Rafaela, por ejemplo, todavía se espera la decisión del Concejo Deliberante en torno a una nueva ordenanza que busca cambiar la zona de exclusión para aplicaciones de 200 metros a 2000 (1000 de exclusión más otros 1000 de amortiguamiento). En esa franja ya no se podría utilizar los agroquímicos como hasta ahora.
De nuestro archivo: En Rafaela piden 2 kilómetros de distancia para los agroquímicos: Para Norma Bessone, titular de la rural, el distrito quedaría así “virtualmente improductivo”
“Después de un año de estar poniendo en la agenda pública todos los aportes científicos que hemos podido encontrar, no se ha llegado a ninguna definición al respecto. Es preocupante”, dijo a Bichos de Campo Norma Bessone, presidenta de la Sociedad Rural de Rafaela.
En ese marco, la entidad publicó un trabajo que reúne las evidencias científicas con las que se ha trabajado hasta el momento en torno al uso de fitosanitarios. “La postura de la Sociedad Rural es netamente de informar a la comunidad para disminuir la percepción de riesgo, dando herramientas para conocer de qué trata la actividad y qué son las Buenas Prácticas Agrícolas, que son las que en definitiva nos interesan”, comentó Bessone.
La nota fue realizada por el ingeniero agrónomo José Jáuregui, especialista en Ciencia Aplicada y Doctor en Ciencias Agrarias, y recorre las evidencias que se utilizaron a la hora de proponer una restricción a las aplicaciones.
“¿Qué dice la ciencia en torno al glifosato? Argentina sigue la Clasificación Toxicológica de productos formulados establecida por la Organización Mundial de la Salud. Esta divide productos de acuerdo a los mg/kg necesarios para matar al 50% de la población”, indicó Jáuregui.
A continuación afirmó: “En el glifosato es superior a 2000 mg/kg de peso vivo. Algunos estudios indican más de 7.000 para la formulación sal isopropilamina, lo que indica que un ser humano necesitaría tomar alrededor de un litro de glifosato para morir de intoxicación aguda”.
En cuanto a los estudios realizados en Argentina, mencionó que “para la Red de Seguridad Alimentaria del CONICET, la información toxico-epidemiológica es insuficiente o nula para poder dilucidar si existe o no un fundamento científico inobjetable que sustente las sospechas”, y que todos los argumentos se remiten a un estudio realizado en Monte Maíz, Córdoba, cuyos propios autores consideraron inconcluyente.
“De estos estudios salen los supuestos que fue tomando y copiando la Justicia en una y otra resolución ante conflictos vinculados a los fitosanitarios. Como sociedad nos debemos debates más serios y con más ciencia. Sin duda el agro tiene muchos desafíos por delante. Pero el camino de la prohibición es un sinsentido. ¿Seremos capaces de usar la ciencia y no la ideología para resolver los problemas?”, señaló Jáuregui.
En abril de este año la Sociedad Rural de Rafaela participó de una Jornada sobre Buenas Prácticas de Aplicación de Productos Fitosanitarios, en la que se realizaron demostraciones a campo para medir las derivas terrestres y aéreas.
Con un viento sostenido de 8,1 km/h y ráfagas de 13,6 km/h, la deriva terrestre no alcanzó los diez metros. En la pasada aérea, el viento sostenido fue de 9 km/h, las ráfagas de 12,4 km/h, y la deriva fue de 40 metros.
“La jornada tuvo mucho presencia. La única persona que faltó fue la que propuso la exclusión de los 1000 metros”, dijo Bessone.
“Si sale una propuesta legislativa de este estilo sería tan ilógico como las restricciones a la exportación de carne. Esas cosas ilógicas no las podemos entender”, concluyó la presidenta.