El sitio Tierra Viva, que suele contar las experiencias de la agroecología y ser muy crítico con el modelo convencional de producción, publicó un estudio elaborado por investigadores del Conicet y de tres universidades públicas, en el que se advierte que la combinación de los herbicidas glifosato y glufosinato de amonio sería nociva para el ambiente.
“En un estudio multidisciplinario que reunió a diez científicos de tres universidades nacionales, se comprobó que las moléculas de los herbicidas glifosato y glufosinato de amonio pueden agruparse y formar mezclas perjudiciales para el ambiente”, comienza la crónica escrita por Lucía Guadagno, que luego explica que esa mezcla “origina un nuevo contaminante que puede permanecer en el suelo, el agua y también, por ejemplo, en residuos de silobolsas”.
En su trabajo, emulando los estudios del ex vicepresidente del Conicet Andrés Carrasco, que investigó con anfibios los efectos del glifosato, este grupo de investigadores compararon los impactos que ese herbicida, del glufosinato de amonio y de la mezcla de ambos tienen sobre poblaciones de renacuajos.
“Entre los principales resultados observaron que el glufosinato de amonio provocó una mayor tasa de malformaciones, así como mayor daño genético y más alteración en los niveles de la hormona T4”, afirma el escrito.
Sin disimular una alta carga de reprobación al uso de esos agroquímicos, las conclusiones del documento científico advierten: “Se necesita poner un alto urgente a la aprobación continua de cultivos transgénicos resistentes a herbicidas, como el glufosinato de amonio, que carecen de evaluaciones bioéticas y avales científicos multidiscipinarios”.
La primera autora del estudio es Ana Paula Cuzziol Boccioni, investigadora del Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), quien trabajó junto a otros científicos de la UNL, de la Universidad de Córdoba (UNC) y de San Martín (Unsam).
Los resultados se publicaron este mes en la revista científica Chemosphere bajo el título “Evaluación comparativa de la toxicidad crónica individual y mixta del glifosato y el glufosinato de amonio en renacuajos de anfibios: un enfoque de múltiples biomarcadores”. Fue dedicado a la memoria de Carlos Vicente, referente en la lucha por las semillas libres y la soberanía alimentaria.
Tierra Viva recuerda que tanto el glifosato como el glufosinato de amonio son herbicidas de amplio espectro que se usan para eliminar plantas excepto los cultivos transgénicos que fueron diseñados para resistirlos. También remarca que por efecto de las malezas resistentes, el glifosato comenzó a ser reemplazado paulatinamente por el glufosinato de amonio, “que demostró ser cinco veces más tóxico que el glifosato y fue prohibido en la Unión Europea en 2013 por sus efectos en mamíferos y artrópodos”.
“De los 66 cultivos transgénicos de soja, maíz, algodón y trigo aprobados en la Argentina, 31 son resistentes al glufosinato de amonio, de acuerdo al listado de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) comerciales que publica la Secretaría de Agricultura de la Nación. La mayor parte de ellos fueron introducidos en los últimos nueve años”, remarcó el artículo.
En el estudio sobre este herbicida, Germán Lener, investigador del Conicet y de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC, fue uno de los responsables de analizar, mediante química computacional, la posibilidad de que moléculas de glifosato y glufosinato de amonio se mezclen en el ambiente.
“Vimos que tienden a juntarse con facilidad y a formar una mezcla nueva con enlaces fuertes, que libera energía”, explicó. Y advirtió que esto da lugar a un nuevo contaminante en el ambiente, que puede formar puntos de alta concentración de pesticidas en sistemas acuáticos.
Para el análisis comparado de los efectos del glifosato, el glufosinato y su mezcla, los investigadores expusieron a renacuajos durante 45 días, a esas sustancias en dosis subletales (concentraciones bajas, a las que pueden estar expuestos en su hábitat natural). Los autores explican que se utilizan anfibios porque sus organismos son sensibles a los contaminantes ambientales y, al mismo tiempo, su desarrollo es similar al de los vertebrados, incluidos los humanos.
“La metamorfosis de los anfibios es similar al desarrollo de los vertebrados, como la remodelación intestinal, el desarrollo del cerebro y la diferenciación ósea”, explican en el trabajo.
“En la mayoría de los resultados, el glufosinato de amonio resultó más tóxico que el glifosato o que la mezcla de los dos. En cuanto a las malformaciones, comprobaron que a los dos días de exposición las tasas fueron mayores con glufosinato. En relación al daño en el ADN, evaluado a través de un estudio conocido como ensayo cometa, los resultados también fueron mayores con glufosinato (59%) que con glifosato o la mezcla (40%). Estos análisis de genotoxicidad (que se realizan también en humano) son relevantes -entre otras razones- para la prevención de futuras enfermedades. En cuanto a los niveles de la hormona T4, el glufosinato produjo un aumento mayor que en los otros dos casos”. Esas son las principales conclusiones del trabajo.
También se midieron indicadores de neurotoxicidad, que significa que la sustancia puede inhibir la transmisión de los impulsos nerviosos. En este caso, dieron más altos para el glifosato.
En el análisis de los indicadores de estrés oxidativo, en todos los casos se vieron desbalances. Las investigadoras Carolina Aronzon y Julieta Peluso, del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Unsam, que participaron del estudio, explicaron que el estrés oxidativo consiste en alteraciones en los procesos de oxidación de moléculas del organismo, que pueden ser proteínas, lípidos o ADN. Estas alteraciones pueden generar problemas en el metabolismo y mal funcionamiento del organismo.
Junto con Cuzziol Boccioni, Lener, Aronzon y Peluso, trabajaron en el estudio Paola Peltzer, Andrés Attademo, María Simoniello, Luisina Demonte, María Repetti y Rafael Lajmanovich.
Las palabras “soberanía alimentaria” me causan repulsión. No les creo a los que las emplean
Soy productor de hortalizas y pronto, Dios mediante, de semillas.
El sentimiento de repulsión que usted siente me deja perplejo.
¿Es por el concepto o por las personas que generalmente las emplean?
No uso esas palabras, me gustaría simplemente que las grandes multinacionales no cobren de más sus insumos, ni que las empresas dedicadas a la comercialización obtengan ganancias superiores a las correctas y que tanto el productor y el consumidor final no sean robados. Además, me gustaría que en ningún lugar del mundo ni un solo niño tenga carencia en su nutrición y alimentación.
No sé cómo se definiría eso, pero apoyo todo lo que vaya en esa dirección.
¿Qué le gustaría a usted? (Sin pensar en modelos productivos ni banderas de ningún tipo)
Me parece que son imposibles las dos opciones en simultáneo: Que no haya hambre y que disminuya la producción de alimentos aplicando tecnología arcaica.
¿Por qué?
No entiendo su pregunta. Disculpe.
Que tiene que ver el título “no te cases con tu primo” con el artículo?
…mensaje oculto para alguien tal ves?
Los primos que se casan son las moléculas semejantes de. Los dos herbicidas mencionados. Sus hijos una sustancia más tóxica y más estable.
Así estamos; pasando de olla a la sartén, país de esclavos.
¿Cómo llegamos como humanidad a aceptar que se produzcan nuestros alimentos con veneno? Es una pregunta que se han hecho muchos ecologistas, como Douglas Tompkins,y Vandana Shiva y la respuesta y conclusión ha sido que todo ha sido una muy mala idea (y un buen negocio para las empresas que aplicaban químicos sobre mata selvática (y humanos) en la selva en Vietnam y para otros que vinieron después). Somos millones que producimos sin veneno y desde Mayma apoyamos a cientos de productores en transición a la producción sin veneno.
Todo está hecho y formulado para que ganen unos cuantos , y esos cuántos no les interesa la salud y el bienestar de muchos (del pueblo o nación) y ellos mismos son amigos de diputados y jueces, abogados letrados, médicos , farmacias , los que hacen esas leyes y los que ponen el dinero para que se cumplan.. es una cadena de corrupción que viene de siglo en siglo… y siempre sufre el consumidor …. Bien por estos investigadores, ojalá que sean muchos más …