Un estudio de la Facultad de Agronomía de Buenos Aires (FAUBA) logró determinar que la popular planta conocida como “alegría del hogar” no solo sirve para endulzar las miradas. Se comprobó que también resulta muy útil para curar suelos con presencia de plomo, uno de los metales pesados más contaminantes.
“Los resultados (de los ensayos) indican que tendría buena aptitud para esa función, dado que logró retener en sus raíces cantidades importantes de este metal pesado”, contó una crónica de Sobre la Tierra, el medio de divulgación de esa facultad de la UBA.
“La idea fue investigar a Impatiens walleriana como fitorremediadora (plantas como remedios) de suelos contaminados con plomo. Por la bibliografía ya sabíamos que la ‘alegría del hogar’ es una especie muy bonita estéticamente y que tiene características que la harían buena para capturar metales pesados del suelo”, dijo Mercedes Ramacieri, una egresada de la Licenciatura en Ciencias Ambientales.
Ramacieri, quien ahora es docente en la FAUBA y trabajó bajo la tutela de Johanna Chirkes, docente de la cátedra de Edafología y Doctora en Ciencias Veterinarias, comentó que si bien existe información sobre contaminación de suelos con Plomo en la Argentina, resulta escasa. Pero aclaró que las contaminaciones suelen producirse asociadas a “fundiciones y a industrias metalúrgicas, a la existencia de basurales ilegales y también a la circulación de vehículos”.
“Por eso es que se agudiza en torno a las grandes ciudades, y al ser el plomo un metal pesado, persiste en el ambiente mientras no se remedie el suelo”, alertó.
Para probar los beneficios de esta simpática planta la investigadora realizó un experimento en condiciones controladas en un invernáculo de la Escuela de Jardinería de la facultad. “Cultivé plantas de alegría del hogar en macetas conteniendo un sustrato muy rico en materia orgánica. Al inicio del estudio, a cada maceta se le aplicó una dosis única plomo, a razón de 0, 500, 1000 y 1500 miligramos de plomo por litro de agua. De ahí en más, durante siete semanas sólo se regó con agua y se midió el contenido de este metal en tres partes: los órganos vegetales, el sustrato y el líquido que fluía por el fondo de cada maceta después de cada riego”, contó Mercedes.
“Mis resultados muestran que I. walleriana (el nombre científico de la planta) puede funcionar bien como remediadora de suelos con plomo, ya que del total de este metal medido en las tres partes, las raíces lograron retener hasta el 46% en el tratamiento de 500 mg de plomo/L. Por su parte, el sustrato retuvo todavía más: hasta un 83% cuando se aplicaron 1000 mg de plomo/L. Por último, los líquidos lixiviados contuvieron un porcentaje mínimo, aunque significativo, hasta un 1% en el tratamiento de 1000 mg de plomo/L”.
Luego, el contenido de Plomo que detectó en las raíces dela planta fue muy elevado en relación con registrado en los órganos aéreos.
“Esto significa que el plomo que absorbieron las plantas quedó retenido principalmente en las raíces. El hecho de que hubiera poco plomo en las hojas y las flores hace que la alegría del hogar sea ideal para sanear suelos con este metal pesado. De lo contrario, con la renovación de follaje y la floración, el plomo podría volver al suelo”.
“El uso de plantas vistosas para remediar suelos contaminados es una técnica conocida”, sostuvo Ramacieri, y agregó que “en el mundo, aún está en desarrollo en pequeña escala. Los países asiáticos son pioneros, pero también se está trabajando en algunos países de Latinoamérica como Colombia y Brasil. Las ornamentales poseen diferentes mecanismos de fitorremediación, por lo que es útil saber cuál se puede usar en cada situación. En este sentido, podríamos decir que nuestro trabajo abre un camino en la Argentina”.
Según la investigadora, hay una gran variedad de plantas decorativas que pueden servir potencialmente para sanear el ambiente, desde herbáceas hasta leñosas, nativas o exóticas, más o menos tolerantes a suelos salinos, perennes o anuales, rústicas o delicadas.