-No entiendo, Sergio- dijo el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, ni bien el ministro de Economía, Sergio Massa, terminó de hablar cerca de diez minutos sobre los nuevos anuncios del gobierno para enfrentar la alarmante crisis lechera, que ya está provocando que muchos tambos se desprendan de las vacas que no pueden mantener y que se desencadenó, entre otros factores, por la suba de costos de los sucesivos Dólar Soja lanzados por el propio Massa.
-¿Pero si vos no entendés quién me entiende?- replicó de inmediato Massa, también candidato presidencial del gobierno, haciendo referencia a que la suspensión de las retenciones a las exportaciones de lácteos que acababa de anunciar por 90 días había sido un reclamo de las provincias lecheras, entre ellas Santa Fe, para evitar una catástrofe productiva.
La anécdota muestra el grado de improvisación que está manejando Massa -y por añadidura su secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, que paradójicamente proviene del sector lechero- ante una crisis de envergadura, que podría dejar a la Argentina sin leche suficiente en los próximos meses para atender los dos frentes que suele atender con 11 mil millones de litros anuales: el consumo interno que absorbe el 75% de la producción y las exportaciones que involucran el otro 25%.
De hecho, tras el acto de campaña que Massa realizó en una planta láctea santafesina hace exactamente una semana para hacer estos anuncios, no se conoce todavía la letra chica de las dos medidas anunciadas, al menos en el trazo grueso: la eliminación de las retenciones durante octubre, noviembre y diciembre, por un lado, y la ampliación del presupuesto destinado a subsidiar parte del precio de la leche, para tratar de evitar que no se fundan los tambos ni se desprendan de su principal capital, las vacas lecheras.
“No entiendo, Sergio”. Lo que cuestionaba fundamentalmente Perotti era que el ministro de Economía, al hacer estos anuncios, los había condicionado severamente al cumplimiento de un supuesto acuerdo de precios al consumidor por parte de la cadena láctea. Eso no era lo que se había convenido con las provincias de la Región Centro (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos), que vienen reclamando la eliminación de retenciones a los lácteos hace meses, como recurso excepcional para inyectar algo más de dinero (que ahora se lleva el Estado) a la cadena y evitar la debacle.
Incluso dicen que el ministro cordobés Sergio Busso, que estaba sentado a pocas sillas del ministro, estuvo tentado a levantarse y abandonar la reunión lechera, que a esa altura -con decenas de militantes del gremio Atilra movilizados a los efectos de apoya al candidato- ya se había convertido en un acto de campaña.
Massa, en su alocución en la reunión lechera, había sido casi extorsivo con la cadena lechera, que simplemente le reclamaba medidas que recompusieran el daño que el propio Massa les había provocado con la devaluación, el desbarajuste económico y sobre todo con los cuatro o cinco operativos cambiarios (el dólar soja y el dólar maíz), que incrementaron significativamente los costos de alimentar a las vacas, que ya de por sí eran muchos en el contexto de sequía. Los 111 pesos por litro de leche cobrados por los tamberos como promedio en agosto no alcanzan para hacerlo. Se pierde plata produciendo y por eso muchos han comenzado a achicar sus planteles de vacas. Según todos los referentes, no es una crisis como para tomarla tan a la ligera y podría tener consecuencias sobre la producción en 2024.
“Hay dos condiciones sine qua non para que suspensión de retenciones por 90 días. La primeros son los precios en la góndola. Acá hay apellidos que para los argentinos son marcas. Tenemos acá sentados a la mesa a gente que es parte de la góndola”, dijo el ministro candidato en una obvia referencia a Flavio Mastellone, que es parte del directorio de La Serenísima. Tanto esa empresa como Danone están siendo presionados por la Secretaría de Comercio, a cargo de Matías Tombolini y reforzada ahora por el titular de la Aduana, Guillermo Michel, para que firmen un acuerdo de precios al consumidor hasta las elecciones de diciembre. Pero estas firmas se vienen negando a hacerlo argumentando razones de índole legal. Comercio les exige que no suban sus productos más de 5% mensual, con una inflación que fácilmente duplica ese porcentaje.
El reclamo explícito de Massa a las principales industrias no es lo que se había convenido con los gobernadores de las provincias lecheras, incluida Buenos Aires. En la reunión, hasta el propio emisario de Axel Kicillof, el ministro Javier Rodríguez, se apuró a comunicar la suspensión de retenciones como una buena noticia. Había acuerdo en el oficialismo incluso con esa medida.
Pero Tombolini y los controladores de precios siguieron metiendo la cola hasta último momento. Por eso, ni bien bajó ese día en el aeropuerto de sauce Viejo, en Santa Fe, Massa ofreció una conferencia de prensa en la que insistió en que cualquier anuncio en materia lechera estaría condicionado al cumplimiento de los precios al consumidor por parte de la industria láctea. Luego, en el trayecto hasta la planta de Trembley, varios cruces entre el ministro, su secretario de Agricultura y los funcionarios provinciales para ajustar los anuncios. La pregunta de Perotti tiene que ver con que en ese trayecto se había acordado no poner condiciones de ningún tipo, como las que finalmente intentó imponer un desordenado Massa.
Finalmente, además de la suspensión de retenciones por 90 días se comunicó una mejora de 20% en el programa Impulso Tambero 2, que distribuye dinero entre los tambos de hasta 7.000 litros. Tampoco quedó clara la implementación de esa segunda medida. Todos en el sector están esperando la reglamentación de Agricultura para saber cómo se aplicará esa mejora y como se repartirán entre los productores los 3.573 millones de pesos adicionales prometidos por Economía. Devolver los derechos de exportación al sector, según Massa, tendrá un costo fiscal de otros 7.200 millones.
Massa, aplaudido por los sindicalistas de Atilra comandados por Etín Ponce (quien espera un último favor de este gobierno con la asignación de una millonaria partida para el rescate de SanCor de la mano de un grupo dudoso de empresarios), exageró esa ayuda. Pero en realidad significa menos de 1 peso por litro producido de leche, cuando la suba de los costos ha sido veinte o treinta veces ese valor por litro.
Toda esta situación expone el desinteresado y ventajero tratamiento que le está dando el equipo económico a la crisis lechera. Desde mitad de año que las provincias que concentran esa producción venían recomendando eliminar de cuajo las retenciones, y el propio Consejo Federal Lechero a principios de agosto aconsejó tomar medidas más de fondo para evitar una sangría en los tambos.
Adicionalmente, desde la propia Secretaría de Agricultura las áreas técnicas se sugirieron a Economía medidas aplicar un conjunto de medidas de “shock” por 120 días, para evitar que la mayor producción de primavera genere un abultado stock que deprima todavía más los precios. Entre estas medidas,se sugería eliminar retenciones por 120 días, anticipar las compras estatales de lácteos para los planes sociales, y sobre todo acortar los márgenes de ganancia de la cadena comercial, imponiendo plazos de pago más cortos a los supermercados y con un acuerdo de precios y volúmenes con todas las cámaras del sector lácteo.
“No entiendo, Sergio”, le dijo el gobernador Omar Perotti al ministro y candidato de su propio espacio político. Una vez más, Massa parecía estar jugando con el futuro de miles de argentinos vinculados con esta actividad productiva.
Massa ,,,lo peor de la borra del Kirchnerismo ,un monstruo acefalo, ávido de poder , inescrupuloso ,muy simberguenza !!!!!
es lo peor que hemos visto:; improvisacion permamente, un delincuente y sin embargo saca 25% de votos, es increible!
Evidentemente no son partidarios de este gobierno y por eso, no sólo informan sino que comentan una noticia en forma maliciosa.
Periodistas mercenarios