El gobierno nacional ofreció créditos del Banco Nación con tasas de interés subsidiadas al sector molinero por una suma de 8000 millones de pesos, una cifra que, si bien puede parecer muy abultada, es en realidad bastante escasa en la actual coyuntura.
Aunque en la Federación de Industrias Molineras (FAIM) tomaron bien la medida, ya que la consideran un gesto de ayuda, el dinero es poco en función de los recursos que está poniendo el sector, de su propio bolsillo, para subsidiar el precio mayorista del paquete de harina que se comercializa en góndola.
Diego Cifarelli, presidente de FAIM, explicó a Bichos de Campo que el paquete de harina de trigo comprendido en el programa de “Precios Cuidados” tiene un precio máximo fijado por la Secretaría de Comercio Interior equivalente a un precio del trigo de 23.000 $/tonelada, cuando el cereal con calidad panadera, además de escasear, no se consigue por menos de 35.000 $/tonelada.
La diferencia entre ambos valores, que es nada menos que del 50%, es aportada por los molinos, es decir, empresas privadas que, por orden del gobierno, están subsidiando a los consumidores. Si bien el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, instrumentó un fideicomiso cerealero, con aportes de una suerte de retención encubierta adicional sobre las ventas externas de trigo y maíz, lo cierto es que eso por el momento es sólo un proyecto porque no se implementó.
“Estamos subsidiando más del 50% del precio de la harina y al mismo tiempo garantizamos el abastecimiento”, indicó Cifarelli. La resolución que creó en el presente mes de marzo el fideicomiso “cerealero” estableció un plazo de 30 días para su puesta en marcha. Cuando esté vigente, los exportadores deberán transferir a molinos y fábricas de fideos una proporción de cada tonelada exportada de trigo y maíz, factor que luego, en función de las condiciones de mercado, sería descontado de los precios de ambos cereales que reciben los productores.
Una vez más, la política organiza un sistema burocrático y le hace pagar los costos al sector privado. “Es una política pública con fondos privados: la harina debería valer 100 pesos (el kilogramo) y vale 60 a 70 pesos (en el programa Precios Cuidados)”, señaló el presidente de FAIM.
El sábado pasado, además se creó el “fondo estabilizador del precio del trigo”, que va a ser gestionado también por Comercio Interior y, al igual que en el caso del fideicomiso cerealero, tomará recursos del sector privado para asignarlos a subsidiar el valor de la bolsa de harina de trigo destinada a panaderías e industrias panificadoras. En este caso, los recursos provendrán de las exportaciones de productos del complejo sojero, lo que en los hechos representa también una suerte de nueva retención encubierta sobre el valor de la soja que perciben los productores.
En este sentido, Cifarelli destacó que “quede claro que no queremos esto: la molinería expresa su oposición. No creemos que la harina, el pan y los farináceos estén acelerando la inflación, cuando su participación en los productos es baja. Los demás costos como el alquiler o la mano de obra van a aumentar en línea con la inflación y le van a echar la culpa a la harina”.
“Cuando supimos que el gobierno quería crear esto hablamos con los ministros, llevamos propuestas, porque no nos sentimos cómodos. Nos cuesta controlar lo que hace quién recibe la compensación y no queremos reeditar experiencias del pasado. Presentamos por eso alternativas entre las que figuraban quitar el peso impositivo sobre la cadena por 30 a 60 días, algo que se vería en el precio al consumidor; tomar el monto de dinero del fideicomiso y ponerlo en la Tarjeta Alimentar, que llega a cuatro millones de familias, para subsidiar con 50 pesos por día el kilo de pan; o bien darle directamente el subsidio al panadero”, detalló Cifarelli.
“Respecto al primer punto indicaron que no se podía porque a todos los sectores les caerían al gobierno con el mismo pedido. En cuanto al segundo ítem, sostuvieron que eso no aseguraba el precio de pan. Descartaron el tercer punto porque sostuvieron que necesitan tener a toda la harina controlada”, agregó el titular de FAIM.
Así que finalmente Feletti decidió que lo mejor era intervenir el mercado de trigo pocas semanas antes del inicio de la siembra de trigo y con precios de los fertilizantes en niveles astronómicos. El que avisa, dicen, no traiciona.