La famosa frase “Dios atiende en Capital Federal” aplica también al agro. O, mejor dicho, “Dios atiende en la zona núcleo”. El sólo hecho de que Fernando Casares, en representación de los productores jujeños, haya tenido que llegar al microcentro porteño para tener un poco más de visibilidad da cuenta de ese centralismo que todavía no superamos como país.
Y no sólo arrastramos de la época de Rosas el debate de unitarios y federales, sino también muchos de los flagelos de los sectores productivos del interior productivo. Todavía discutimos el costo del transporte, la falta de líneas férreas y la desprotección de los pequeños productores.
Para una provincia que está a 1600 kilómetros del puerto más cercano, estas son grandes desventajas. “No podemos competir con la zona núcleo”, fue lo que aseguró a Bichos de Campo Casares, que es presidente de la Federación Productiva de Jujuy (Freprojuy) y asistió a la Jornada Nacional del Agro (Jonagro) para llevar también sus ítems a la agenda del sector.
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Uno de los principales reclamos es, lamentablemente, transversal a todo el país. “En NOA y NEA los caminos están detonados”, lamenta Casares, que invita a que la política se acerque a su provincia a conocer cómo afecta eso a las economías regionales. Pero si hace la invitación, la hace completa: “Sería bueno que, en vez de tomarse un avión, los funcionarios viajen en auto”, afirmó.
Es paradójico que lo diga en la Bolsa de Cereales porteña, a pocas cuadras del Ministerio de Economía y la Casa Rosada, desde donde se decidió ponerle coto a la obra pública hace más de un año.
Sin embargo, en su caso insisten en que hay que “mantener lo que estaba”, más que iniciar nuevos proyectos, sobre todo para poder movilizar la producción. En pocos días inicia una nueva zafra de caña de azúcar y, a pesar de que las lluvias han traído alivio tras 4 años de sequía, el alto costo de los transportes amenaza con “comerse” una cuota de la rentabilidad.
Toda esta cuestión es lo que ha reavivado el pedido de restablecer la red ferroviaria de cargas en todo el interior productivo. Parece el siglo 19, pero no lo es. Todavía hay productores tabacaleros -una actividad muy importante en Jujuy- que se agarran la cabeza para llevar sus hojas al centro de acopio de la cooperativa, y que así pierden la poca ganancia que hoy les deja la actividad.
De hecho, Casares señaló que la última negociación del sector con las grandes empresas ha sido muy negativa, y que el precio de la materia prima está en niveles muy bajos. “No les queda otra que vender”, lamentó, a propósito de que su poder de negociación muestra un claro retraimiento. Si no, las cuentas no se pagan solas.
Si tiene que hablar de proyectos, el ruralista norteño apunta a la ganadería bovina, una actividad que en Jujuy no cubre más del 3% del consumo propio, y que muestra claros signos de atraso. “Para hablar de autoabastecimiento en la provincia, deberíamos hablar de un proyecto a 40 años”, explicó Casares, ya que tierras hay, pero falta un modelo de incentivo concreto.
La razón por la que muchos productores se van a Salta, Tucumán o Chaco a dedicarse a la actividad es porque en la provincia más septentrional del país no es rentable. “Hay más de 10 feedlots cerrados”, puntualizó el referente, que lo atribuye al hecho de que Jujuy no hace cría y que traer animales de zonas aledañas tiene mucho costo y trabas burocráticas.