Por Nicolás Razzetti (@NicoRazzetti).-
En las últimas horas se realizó una nueva reunión entre funcionarios del Ministerio de Agroindustria y representantes del sector lechero, pero no hubo grandes novedades: los tamberos reclaman una urgente recomposición en los precios que no se concreta. En este escenario se conoció un nuevo informe del OCLA (Observatorio del sector Lácteo Argentino) que desliza un dato fulminante: en el último año la cantidad de tambos volvió a caer un 4% y se habrían perdido más de 450 establecimientos. Esto es que, más allá del gobierno que sea, en el país siguen cerrando más de 1 tambo cada día que pasa.
“Según datos del SENASA, para 2017 existían 11.326 unidades productivas. Estimamos, según ceses de actividad relevados en algunas industrias, que en 2018 habría en base a esos datos SENASA unos 10.873 tambos, 4% menos que en 2017”, dice el trabajo del OCLA que está destinado a mostrar una estratificación de los tambos según su escala productiva.
En ese sentido, el informe calcula que “el tambo promedio de Argentina estimado para el mes de mayo de 2018 produjo 2.368 litros diarios de leche”. Es decir que la mayoría de los establecimientos (el 75% del total) está por debajo de una línea de flotación. En materia lechera, más allá de las excepciones que confirman la regla, se estima que se requieren por los menos unos 3.000 litros diarios para hablar de supervivencia. Si la leche se pagara más al productor, se necesitaría menos. Pero desde 2015 los tamberos vienen denunciando que operan muchas veces por debajo de sus costos de producción.
En ese contexto, y de acuerdo a la estimación realizada desde el Observatorio, sucedió lo que sucedió, que no es muy diferente a lo que pasaba durante la larga gestión del kirchnerismo ni tampoco de lo que aconteció en el primer año de la gestión macrista. Entre 2017 y 2018 cerraron 453 tambos, el 4% de los que quedaban, más de uno por día.
Ver Damián Morais: “En 2016 un tambo cerró cada 20 horas en Argentina”
Ya no se trata solamente de una cuestión de eficiencia, como muchas veces argumentaron los funcionarios para sacarse las culpas de encima. La falta de rentabilidad generalizada del sector primario es la que está llevando a esta desaparición de los tambos.
El tema es reconocido por el Ministerio de Agroindustria, donde este jueves se realizó una nueva reunión de la cadena lechera. Allí las autoridades del área presentaron una estructura de costos según la cual producir un litro de leche en un tambo chico implicaba en junio un costo de 7 pesos, que se reducía levemente a 6,65 pesos por litro en un tambo mediano. Pero, mientras tanto, en mayo pasado (es decir un mes antes) el valor promedio cobrado por los productores era inferior, de solo 6,32 pesos en el promedio nacional.
Hecho el diagnóstico que todos ya conocen, las soluciones volvieron a estar ausentes. Y la reunión de nuevo dejó un sabor amargo entre los dirigentes de la producción, que no logran que sus demandas sean atendidas.
En la agenda oficial figuraban temas como la promoción comercial, la coyuntura del mercado exterior, los avances en la transparencia fiscal y la presentación de la plataforma “Mercado Lácteo”. Pero los dirigentes del sector pidieron que en el orden del día se incluyera “la necesaria recomposición del precio” y que se analizara “declarar a la actividad en emergencia económica” para achicar el peso de los impuestos en el sector.
Tras la reunión, Raúl Catta, de la Asociación de Productores de Leche (APL), evaluó: “Nos fuimos peor que como entramos porque nuestras demandas no fueron atendidas”.
Los dirigentes del sector recordaron que la situación se agravó mucho en los últimos tres meses, ya que la devaluación incrementó el valor de los insumos, desde los granos a los que se usan para alimentar los rodeos a los medicamentos para la sanidad de las vacas. También hay fuertes incrementos en el costo de la energía.También Jorge Chemes, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), confirmó a Bichos de Campo que el tema precio ocupó 80% de la reunión, pero “la industria planteó la imposibilidad de que hoy se pueda desarrollar el precio que necesita el productor, que es de 8 pesos. Dijeron que ese incremento va a ser muy gradual, de acuerdo a lo que vaya ocurriendo en el futuro. Y Esto sin duda no es lo que el productor necesita en estos momentos”. Escuchá lo que nos contaba Chemes:
El otro pedido, en cambio, es exclusivo resorte del Gobierno: la declaración de la emergencia económica para el sector. Los tamberos argumentaron que esta medida permitiría reducir el peso de los impuestos. Al respecto, uno de ellos explicó que sólo la factura de la energía eléctrica representa el 7% de su facturación mensual y que el salto fue exponencial en el último año: el mismo tambo pasó de pagar 10.000 pesos a 120.000 pesos mensuales. Y el 37% de ese valor corresponden a impuestos.
Mientras los dirigentes insisten con esas urgencias, los funcionarios continúan planteando una agenda de medidas para el mediano y largo plazo . El dato sobre el constante cierre de tambos parece zanjar con claridad esta diferencia.
Colaboró Julia Luzuriaga