La zona rural que rodea a San José Feliciano, en el norte de Entre Ríos, es por cierto “áspera”, sobre todo cuando se suceden las semanas sin lluvias y los suelos empiezan a agrietarse. Ni siquiera las vacas y sus crías la pasan bien en esos momentos, porque falta pasto, y no hay otras cosas de las que agarrarse para alimentarse. Salvo en unos pocos casos, como el de Michel Rohrer.
“Cuando llegamos y compramos el campo, era todo ganadero”, indicó Rohrer, que ya era productor en Córdoba, en la zona de Río Cuarto, y como bien cordobés en algún momento decidió que había que expandirse, no solo hacia el NOA (como hizo la mayoría, ellos comenzaron a sembrar en Salta) sino también hacia el NEA. Fue entonces que en los ’90 también desembarcaron en Entre Ríos, casi llegando a Corrientes.
Pero la llegada a esa zona estuvo bien planificada, y el campo fue bien observado: tenía dos cauces de agua bien nutridos que les permitieron construir una represa como las que entonces florecían para poder introducir el arroz en todas esa región litoraleña.
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“Arrancamos con el arroz, pero bueno, el arroz ya dejó de ser un beneficio para las empresas agropecuarias, porque básicamente el costo se incrementa anualmente de una manera tremenda, en labores y fertilizante. El arroz argentino no mueve la aguja en el contexto mundial. No somos importantes. Y el mercado interno del arroz es muy chico”, explicó Rohrer.
Es decir que, frente a ese panorama, este empresario agrícola fue uno de los que primeros comenzó a buscar opciones para hacer agricultura en una región donde no había casi nada, salvo arroceras, aprovechando el agua que se había podido acumular en las represeas. Miche recuerda bien que comenzó a implantar otros cultivos en 2017. Sembró soja y maíz, a los que regaba con manga por surco.
“Hicimos un par de viajes a Arkansas a capacitarnos y hoy estamos con 1600 hectáreas bajo el sistema y con buenos resultados”, contó a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa:
-¿Cómo es ese riego por manga? Como para que entienda alguien que no sabe nada de la materia.
-No es como con el arroz, que se inunda. Acá se se transporta el agua en unas mangas (nota, son mangueras grandes de gran caudal). Para decirlo de una manera correcta, primero se releva el el campo, entonces esas mangas van por la máxima del lote. Después se surca a favor de la pendiente, hacia donde va la gravedad, y esas mangueras se le hace un surco cada 1,20 metros. El agua corre por ahí y riega por un canal que se armó previamente a la siembra.
-Es la lógica del riego por goteo, pero a gran escala y con capacidad suficiente como para después desparramarse por todo un lote agrícola.
-Claro, vos haces módulos para regar alrededor de 72 horas y luego cambiar.
-¿Esta es una tecnología que vieron en Arkansas?
-Estados Unidos hace 20 años que lo hace. Tiene 3 millones de hectáreas en el sistema. Vas allá y te das cuenta de que lo que parece difícil, eso ya es algo normal, sencillo y bueno.
-¿No piensan en el riego complementario solo cuando las hace falta agua?
-En realidad todos los riegos deben ser complementarios. Menos el año pasado y este, donde llovió algo en diciembre, muy poco en enero y en febrero cero agua. O sea que este año los cultivos no van a recibir riego complementario sino que a ser un sistema israelí, con 100% de riego.
-¿A qué te referís cuándo me decís buenos resultados en soja y maíz? ¿se pueden comparar con los de Río Cuarto?
-No, no estamos igual, pero con riego estamos bien, tenemos un techo y hoy estamos pensando en superarlo año a año, ajustando errores. Pero estamos en muy buen nivel de producción.
-¿Y cuál es la lección? ¿Finalmente es posible regar en esta zona que era ganadera y no se regaba salvo para arroz?
-Yo creo que la limitante la tenemos como empresarios y son los paradigmas que tenés que romper para para poder lograr cosas. La Argentina tiene el Paraná atrás mío, el Uruguay enfrente. Son mares inacabables de agua que esta provincia podría utilizar para regar toda la provincia. Al Gualeguay lo podríamos llenar y regar el centro de la provincia. Acá lo que falta son decisiones políticas para desarrollar los recursos naturales que tenemos, que son inacabables, son hermosos y los vemos pasar.
Este sr. que se hace llamar “Michel” en realidad se llama simplemente Miguel y salió huyendo de Río Cuarto por estár sospechado del cri.en de Nora Dalmasso. Es un mentiroso compulsivo y aparenta más de lo que es. Tengan mucho cuidado con él. Están avisados.
Con razón me “sonaba” ese apellido. En algún lugar lo leí. Claro en el caso Dslmasso!
Pero que genio iluminado. Cómo no se nos ocurrió antes!. Y se tuvo que ir a Estados Unidos para aprender a arruinar recursos hídricos?. Ya secaron el río guayquiraro con las arroceras en el norte de entre ríos.
Dale vamos a desviar un río de 3000 km de la cuenca más grande del país para que vos puedas hacer soja.
El río no es inacabable. Me parece muy extraño que no sorprenda esa idea y se repita como si nada en el 2023