Por Nicolás Razzetti.-
En junio del año pasado las curtiembres pagaban $ 13,40 por el kilo de cuero de novillo, en promedio. A partir de entonces el valor de ese subproducto bovino comenzó a descender de forma continua hasta estabilizarse desde mediados de mayo pasado en $ 9,70. La caída de los precios del cuero llegó aquí al 20% cuando en el mercado internacional (Chicago) fue de sólo 8%.
Los frigoríficos están en problemas. Porque al tiempo que bajó el valor de uno de los productos que surgen de la faena, a las industrias la materia prima se le encareció. El novillo en ese período aumentó sus precios también 20%.
Digamos que Guillermo Moreno no inventó nada. La intervención en este mercado la inauguró el cavallismo y consiste en el cobro de retenciones a quienes quieran exportar cuero fresco o salado.
El cuero fue, históricamente, una importante fuente de ingresos para los frigoríficos, ya que con ese ingreso cubrían gran parte de los costos fijos. Esto sucedía especialmente en los que daban servicio de faena a terceros. El ingreso de la venta de todos los subproductos genera lo que se conoce como crédito bruto de matanza y parte de ese ingreso se destinaba al pago del “recupero” a los matarifes. Pero la caída del precio de los últimos doce meses dio vuelta todo y en muchos casos están cobrando por ese servicio.
Daniel Urcía, de la Federación de Industrias Frigoríficas de la Argentina (Fifra), dijo que actualmente el costo de faena está por encima del crédito de matanza: “El costo de faena depende del volumen de cada frigorífico pero en líneas generales el promedio es de $5/$6 por kilo de carne. Si se reparte el ingreso de los subproductos se logra un ingreso por kilo de carne vendido de $4 apenas ($1 por cuero, $2,50 por venta de menudencias y algo más por hueso). Por eso proponemos que al menos se libere un porcentaje de la producción para que los frigoríficos mejoren sus ingresos y se genere una alternativa más de mercado”, subrayó.
La caída del precio del cuero tiene dos razones principales. Por una lado, su mayor demandante fue siempre la industria automotriz, que está dejando de lado su uso para recurrir a otros productos a la hora de tapizar los autos Pero además en la Argentina hay un conflicto de años entre frigoríficos y curtiembres. Los primeros denuncian que los curtidores contaron siempre con la cobertura de los gobiernos de turno que les generaron un mercado cautivo.
¿En qué consiste esa cobertura? Digamos que Guillermo Moreno no inventó nada. La intervención en este mercado la inauguró el cavallismo y consiste en el cobro de retenciones a quienes quieran exportar cuero fresco o salado. Es decir, aquel que no tenga un proceso de elaboración, como el llamado cuero “wet blue”. Al no haber referencia de precios internacionales los cueros tienen como único destino las curtiembres.
Además, esas retenciones no se calculan sobre el valor local de la exportación sino sobre el de Chicago, lo que implica un descuento mucho mayor y eso amplía la brecha entre uno y otro. En efecto, el valor que tiene el kilo de cuero en Estados Unidos es de u$s 2,50 o casi $42 por kilo.
Esto significa que las curtiembre pagan en la plaza interna el 25% de la cotización internacional.
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