En el Instituto de Patología Vegetal (IPAVE) del INTA Córdoba, la multiplicación de casos de achaparramiento de maíz ocurridos este año, a manos del spiroplasma, generó preocupación pero no sorpresa entre los investigadores. Y es que allí, esa bacteria y su vector transmisor, la famosa chicharrita, vienen siendo estudiados desde hace mucho tiempo.
La investigadora especializada en virología, María de la Paz Giménez Pecci, es una de las que sigue de cerca la evolución de esta enfermedad en el país, que hace 30 años no generaba la misma alerta que ahora.
“Quien estudió a la chicharrita durante 30 años fue el doctor Virla, un entomólogo formado en La Plata y que vive actualmente en Tucumán. Nuestro grupo, en paralelo, estudiaba a la enfermedad transmitida por ese insecto, que no es solo la causada por la bacteria Spiroplasma. También está el fitoplasma y dos virus más. Se trata de un vector que puede transmitir cuatro patógenos, como en el caso del mosquito del dengue”, contó a Bichos de Campo Pecci.
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El primer encuentro de esta investigadora con la chicharrita fue durante la crisis del Mal de Río Cuarto, que en ese entonces estaba afectando severamente al maíz.
“Yo me estaba yendo a Brasil para estudiar la biología molecular del MRC, para saber si la variabilidad podía quebrar la resistencia de los maíces que se estaban haciendo. Antes de irme, un mejorador llamó al IPAVE y dijo que había dos enfermedades que nos iban a dar dolor de cabeza en el maíz: la cercospora, que ya hace bastante que apareció en el norte, y el achaparramiento. En ese mismo año, Virla encuentra a la chicharrita en la Estación Experimental Santa Catalina de La Plata. A partir de 1990, empiezan a venir las dos juntas y como yo estudiaba el MCR, cuando bajaba del auto a ver un maíz, buscaba a ambas enfermedades”, recordó la investigadora.
Lo cierto es que para la especialista, la aparición del achaparramiento no es algo que se dio “de golpe y porrazo”, sino que se viene gestando desde hace tiempo.
“Cuando empezamos a estudiarlo, en el norte había poco maíz. No era la superficie ni la producción de hoy. Fueron los semilleros los que buscaron incrementarla. En ese momento había más soja y se hacía poco maíz porque estaba el cogollero. Cuando apareció la siembra directa, ya se pudo hacer con más facilidad porque acumula agua. A partir de ahí se extendió el maíz en todo el norte”, explicó.
Eso motivó el trabajo conjunto entre entomólogos y miembros del IPAVE por analizar la presencia de la chicharrita y de esta enfermedad, que poco a poco fue creciendo en el NOA y en el NEA.
“Hasta hace cinco años, de los cuatro patógenos que transmite el vector, solo uno era el predominante y era el Spiroplasma. Entonces nos fuimos a Brasil para saber cómo se manejaba, cómo era esta enfermedad y el EMBRAPA nos capacitó muy bien para trabajar en esta enfermedad”, señaló Pecci.
-¿Y qué aprendieron? ¿Se puede combatir o curar de alguna forma esta enfermedad, que tiene a todo el mundo temeroso porque vuelva a repetirse?- le preguntamos.
-A la chicharrita del Mal de Río Cuarto no le gusta el maíz. A la charrita del achaparramiento sí. Son patosistemas distintos, pero igual que con el mal de Río Cuarto, que aprendimos a manejarlo, que hicimos cultivares tolerantes o resistentes, que sabemos de dónde viene, cómo se mueve, hacia dónde, en qué momento podemos controlarla y en qué zonas tenemos que buscar cultivares resistentes, yo creo que en un par de años, cuando tengamos todo ese paquete entendido y conocido, vamos a manejarlo igual que con el MRC.
-Será el trauma de un par de campañas entonces.
-Un shock. En aquel momento con el Mal de Río Cuarto fue así. Yo creo que tenemos que aprender a manejarlo.
-Mientras tanto, ¿qué le recomendás a los productores que deben estar tener miedo de hacer maíz?
-Ella vive solo sobre maíz y es un bicho tropical. No le gusta el invierno pero que está acostumbrado a pasarlo porque en los inviernos no hay maíz, salvo que tengamos mucho maíz guacho. Si tenemos maíz guacho, allí se irá quedando.
-Osea que el primer consejo es controlar maíz guacho.
-Si tenemos una inteligencia colectiva como productores y como país, tenemos que saber que es ahí el lugar en donde ella se va a criar, en donde va a crecer la población. Y si pasa el invierno, como a ella le gustan los maíces nuevos y frescos, al escalonar la siembra siempre va a encontrar uno en donde quedarse.
-Como sucedió este año.
-Correcto. Ya tenemos varias cosas: gran superficie de maíz, no escalonar la siembra, y controlar los guachos que es en donde se va a quedar y a multiplicar.
-Y te agregamos otros que es apoyar a instituciones como el INTA.
-Y al Conicet. Quien estudió la chicharra y quien sabe de los enemigos naturales, quién sabe cuándo y cómo estos controlan a esa población, es el doctor Birla el CONICET en Tucumán.