La familia Mengani trabaja desde varias décadas en el negocio de la carne. Todo se inició cuando dos hermanos inmigrantes de Italia pusieron una carnicería en el pueblo bonaerense de Olmos. Hoy dos primos, Marcelo y Gustavo, manejan el negocio que escaló a un frigorífico que exporta a todo el mundo y atiende una parte importante de la demanda local de carne. Frigolar es hoy uno de los diez frigoríficos de consumo más importantes del país.
Nos encontramos con Marcelo Mengani en un remate especial de fin de año realizado en el Mercado de Liniers, con festejo incluido. Uno de sus hijos y varios compradores de la firma Frigolar buscan cada mañana la mejor hacienda ofrecida por los productores, que se suma a la oferta propia de ganado, tanto de feedlot como de campos naturales, que maneja la propia familia. Marcelo nos explicó que él mismo no puede evitar ir temprano al mercado concentrador. “Por una necesidad laboral y porque lo llevamos en la sangre”, nos dijo.
Mirá aquí la entrevista completa a Marcelo Mengani:
En diálogo con Bichos de Campo, el empresario habló de la necesidad de que el país tenga una equilibrada balanza entre sus exportaciones de carne vacuna y el consumo interno. “La exportación es muy importante por la entrada de divisas, pero el consumo también hay que seguirlo y abastecerlo bien, ya que representa la mayor parte de nuestras ventas en volumen. Lo ideal es un buen equilibrio”, destacó.
En el remate de fin de año conocido como el Gordo de Navidad que organiza la firma Sáenz Valiente en Liniers, Mengani habló también de la importancia de dicho mercado concentrador de hacienda, al que concurre desde hace décadas. “Es el mercado más transparente que hay, y sus precios son referencia para todo el país. Aunque vendas directo o pases por Liniers, el ojo está puesto acá”, aseguró.
Marcelo es uno de los encargados de las compras en Frigolar, mientras que su primo Gustavo está más abocado a las ventas. “Desde el año 1978 que vengo acá”, recordó Marcelo. “Estar acá es una necesidad que llevo en la sangre. Desde temprano vamos viendo los lotes con los ojos en la categoría que necesitemos ese día”, comentó.
“Luego, al momento de las compras, se puede dar de forma particular o participando en el remate, según lo prefiera la casa consignataria. Y las dos formas están bien y reflejan un precio transparente”, añadió Marcelo.
Cuenta una nota de 2016 de la Revista Red Alimentaria que a pesar de su envergadura, el frigorífico ubicado en Abasto, Partido de La Plata, “es una empresa familiar, cuyos actuales accionistas son la tercera generación de la familia Mengani”.
“Sus primeros antecedentes se remontan a la actividad que como ganaderos y matarifes realizaban Emilio, Higinio, Pedro y Oscar Mengani, faenando vacunos y distribuyendo carnes en la zona –a través de empresas de terceros- a mediados de la década de 1940. Paralelamente, en 1948, durante la gobernación justicialista de Domingo Mercante, se construía como un matadero municipal -pero con características edilicias similares a la de los grandes frigoríficos de la época, como Swift y Armour- el edificio original de lo que actualmente es Frigolar”, rememora esa crónica.
Esté es un video institucional de la empresa que nos muestra su despliegue actual:
La familia Mengani ingresó a la sociedad controlante de la empresa con el 33% del paquete accionario en el año 1993, para años más tarde adquirir el 66% restante, tomando esa planta industrial que para esa época ya funcionaba como frigorífico, aunque solo dedicado al consumo interno.
Pedro Mengani, con 84 años en ese momento, recordaba en aquella nota que “hemos vivido la experiencia de los vaivenes entre el consumo y la exportación. Cuando una planta se dedica solo a exportación porque eventualmente ese negocio es muy rentable, eso dura solo un tiempo y luego ese frigorífico entra en problemas. Por eso siempre es bueno estar en los dos mercados, para poder mantenerse”.
Lo mismo que ahora nos dijo Marcelo.