De algo está convencido Luis Ricotti, que trabaja con aviones aplicadores en la zona de Leones, Córdoba: “Los que nos prohíben no conocen la actividad y miran el populismo. Si hay 5 mil pseudo-ambientalistas contra un aplicador, claro que le van a dar más importancia a 5 mil votos”, sentencia.
Bichos de Campo consultó al aviador asociado a Fearca (Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas) sobre un hipotético caso de prohibición total de aplicaciones aéreas, Ricotti dijo: “Se perderían varias cosas: primero que se mueve un dinero importantísimo, la gente no sabe pero existen más aviones agrícolas que comerciales en el país. Además hay casos en los que son muy necesarios, cuando el productor está inundado, para combatir incendios, mosquitos, langostas. ¿Van a ir con máquinas terrestres a meterse en los montes?”, se pregunta el aplicador con 40 años de experieencia.
Aquí la nota completa con el aeroaplicador de Leones:
“Siento angustia cuando nos maltratan y nos tildan de cosas sin saber cómo es la actividad. Somos pilotos profesionales y hace muchos años que estamos en esto. Cumplimos con todas las normas de aviación y es injusto que uno haga una actividad lícita, dentro de los parámetros legales y tenga que estar lidiando con gente que desconoce la materia”, se descarga el aplicador.
Los pilotos nucleados en Fearca tienen un problema grave: la mitad de los que hacen el trabajo en el país son marginales y están fuera de la ley y control. “Claro que se han hecho desastres. Pero lamentablemente tenemos un sistema que persigue al que hace las cosas bien y al trucho no le puede hacer nada porque les falta poder de policía. A la gente en Argentina le gusta más estar fuera de la ley que dentro”, evalúa Ricotti.
Para el aviador, no hay que deslindar de culpas a los productores. Porque son ellos los que contratan a un aplicador ilegal, ya sea por precio o para aplicar en cualquier condición o cerca de un poblado y hasta productos no aprobados por Senasa.
¿Por dónde pasa entonces la solución a este brete en el que están metidos los profesionales) Ricotti sugiere, para empezar, que la Afip no le entregue talonario de facturas a cualquier empresa de aviación agrícola, para que los ilegales no puedan facturarle al productor. Eso, entendiendo que todo productor necesita factura para contabilizar un gasto que no es pequeño.