Luego de siete encuentros sin que se produjeran avances, la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafé) decidió abandonar la mesa de negociaciones que había convocado el director nacional de Lechería, Arturo Videla, para avanzar con el sistema de pago por calidad de leche, una vieja aspiración del sector.
No es que Meprolsafé no quiera dar ese paso pendiente desde el acta acuerdo de San Francisco, firmada tras la crisis láctea de 2002. Sencillamente, según explicaron el presidente y el secretario de esa entidad, Marcelo Aymaro y Fernando Córdoba, no creen que el Gobierno nacional está dispuesto a modificar ese aspecto del negocio. Desde hace décadas, la leche en la Argentina se comercializa entre productor e industria en base a los litros entregados, sin reconocer los parámetros de calidad entre uno y otro tambo.
-¿La leche no era toda la misma?- le preguntó Bichos de Campo a Córdoba.
.-No es así. La leche tiene composición de grasa y proteína, que es lo que se llama sólidos útiles, y tiene una parte higiénica sanitaria que es la Unidad Formadora de Colonias (UFC), que son las bacterias, y las células somáticas. Eso te permite diferenciar las distintas calidades de la leche.
-Pero si la mayoría de le leche igual es agua…
-Más del 80% es agua. Pero lo que ocurre es que a través de los niveles de grasas y proteínas las industrias puede elaborar los distintos productos que lanzan al mercado. Nuestra entidad, desde que se fundó, está pretendiendo que la leche se pague por su condición de calidad higiénico sanitaria.
Mirá la entrevista con Fernando Córdoba:
Ciertamente que Meprolsafé, que agrupa a unos 400 tamberos de la principal cuenca productiva del país, viene peleando por el pago por calidad desde años remotos. El argumento principal es que cuando la industria paga por cantidad de litros de leche (sin tomar en cuenta los parámetros de calidad) lo que sucede es que se nivela para abajo y los tambos más pequeños terminan de algún modo subsidiando a los establecimientos más grandes. Según esta mirada, cuando más productiva es una vaca lechera suele suceder que su leche es de menor calidad.
En esta larga pelea, los dirigentes de Meprolsafé estuvieron a punto de tocar el cielo con las manos en 2015. Sucede que unos meses antes, en junio de 2014, el Ministerio de Agricultura dictó la Resolución 189/2914, que establecía que “el precio total obtenido por la leche entregada deberá conformarse de forma tal que, como mínimo, el 85% resulte de la ponderación de atributos de calidad composicional e higiénico-sanitarios y, como máximo, el 20% por otras bonificaciones”. En el pago del componente or calidad, además, el 65% debía corresponder a grasa y proteína y el 35% restante a la calidad higiénico-sanitaria.
En octubre de 2015, sin embargo, se preanunciaba el cambio de gobierno (de Cristina a Macri) y las empresas del Centro de la Industria Lechera (CIL) cuestionaron judicialmente aquella resolución. Aunque en dos instancias la justicia le dio la razón al gobierno, pero igual la gestión macrista decidió suspender todo ese proceso para ponerse del lado de las grandes usinas lácteas. La Resolución 229/216 hizo borrón y cuenta nueva, al crear el SIGLEA, un sistema de información de los precios de la leche pagados al productor. De los pagos por calidad no quedaron rastros.
Los tamberos santafesinos volvieron a ilusionarse con su reclamo histórico cuando a mediados de 2020, con el peronismo de nuevo en el poder, asumió en la Dirección de Lechería el mismo funcionario que había impulsado el pago por calidad en la gestión de Cristina. Videla, en rigor, declaró en varias oportunidades que el pago por calidad sería una de sus prioridades. E incluso convocó a una serie de reuniones con las entidades de productores para elaborar una propuesta definitiva. Es el espacio que acaba de abandonar, con decepción, la Meprolsafé.
“Lo único que se está haciendo es dilatar la puesta en marcha del sistema de pago por calidad, que ya estaba preparado en la anterior gestión”, definió Córdoba.
Luego explicó: “Lo que nosotros pretendemos es equidad, y que ningún productor termine subsidiando a otro productor. Generalmente en el litro de leche lo que da valor es el volumen. Pero un productor pequeño y mediano puede cobrar mejor que uno grande si tiene mejores sólidos y calidad. Eso es algo fácil de lograr si existen estímulos y que cada uno cobre por lo que entrega”. Las diferencias por calidad de la leche, pueden llegar a variar los precios en hasta 20%.
En las reuniones fallidas convocadas por Videla, los dirigentes lecheros santafesinos presentaron una nueva propuesta superadora de la planteada en la Resolución 189/14. Para ellos, debería emitirse una nueva resolución en la que se establezca como “leche de referencia” al producto definido por el Código Alimentario Argentino (CAA), que es aquel que tiene 3 gramos cada 100 cm3 de materia grasa y un 2,9% de proteínas totales en su composición.
A partir de allí, Meprolsafé propuso al gobierno que se diseñe un sistema de bonificaciones por calidad en el que la valoración de las grasas y proteínas deberá ser como mínimo del 65% y otro 35% deberá servir para puntuar las condiciones higiénico sanitarias. De un análisis de calidad a cada camión de leche que se envíe de los tambos a la industria, deberá salir entonces un precio justo para la leche.
A la par de este cambio, la entidad lechera reclamó que “es fundamental tratar de lograr un mecanismo de formación de precios, discutir de dónde sale nuestro precio, porque hoy no sabemos de dónde sale y lo fija unilateralmente la industria”.
-¿Y qué dicen las otras entidades que representan a los productores de leche?
-Algunas apoyan este reclamo. Pero hay otras que ni siquiera saben de qué estamos hablando. Algún dirigente argumentó que este no es el momento para hacer este cambio, dicen que mucha gente puede quedar en el camino. Pero nosotros creemos que es al revés. Con la información sobre calidad volcada en la Dirección de Lechería, sabemos que los tambos más chicos tenían un buen nivel de grasa y proteínas. Y las deficiencias en células somáticas y UFC se corrigen en poco tiempo, porque a veces es solo una cuestión de limpieza.
-¿Y por qué se oponen las industrias, siendo que a ellas recibir leche de mayor calidad les convendría?
-Muchas industrias temen que esa leche penalizada por baja calidad se vuelque al mercado informal, que existe y es muy grande. Pero la verdad es que nosotros pensamos que la industria hoy está muy cómoda y no quiere cambiar. Y no solo la industria. Muchos productores tampoco quieren cambiar. En las reuniones semanales, hay entidades que no les interesa el tema y otras que ponen piedras en el camino y no llevaron ninguna propuestas en concreto.