La Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas (FNSEA) y la Asociación Jóvenes Agricultores de la Gran Cuenca de París comenzarán por estas horas el bloqueo de los principales accesos a esa ciudad “por tiempo indefinido”. Según se anticipó, los productores de 19 departamentos del país europeo se posicionarán en siete puntos en torno a la capital de Francia. Se especula con la movilización de unos 500 tractores en esos accesos.
“Queremos manifestaciones limpias, supervisadas y seguras. No estamos aquí para obstaculizar todo completamente”, aclaró el presidente de Jóvenes Agricultores, Clément Torpier, según quien el fin de la protesta -que ya lleva varias jornadas- “no es molestar a la población, sino obtener respuestas del Gobierno”.
De todos modos, otro dirigente de esa organización de Jóvenes Agricultores, Maxime Buizard, explicaba el sábado que el objetivo era “que ningún camión pueda abastecer el capital y que aguantarán el tiempo que sea necesario para que la escasez se haga sentir y podamos ser escuchados”.
La situación escala en tensión, ya que el gobierno francés quiere sobre todo proteger de cortes los accesos por autopista a los aeropuertos internacionales de Roissy y Orly, así como evitar el corte de Rungis, el mercado que abastece a buena parte de la capital y su región. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ordenó movilizar a 15 000 policías y gendarmes para impedir “cualquier tipo de bloqueo”.
Se especula que el modus operandi de los manifestantes será el mismo que en las otras acciones previas: montar barricadas temporales con la ayuda de tractores y otros vehículos agrícolas.
Mientras tanto, el Gobierno ha prometido tomar nuevas medidas en favor de los agricultores en 48 horas. Algunas de estas promesas afectan indirectamente a la Argentina.
“En 48 horas habrá un cierto número de cosas que podremos poner encima de la mesa”, declaró este lunes el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, en una entrevista al canal France 2. Básicamente los reclamos de los productores galos son por los costos crecientes de producción, las exigencias medioambientales y también por la competencia de otros países y bloques productivos.
Por eso, en las últimas horas el primer ministro francés, Gabriel Attal, prometió simplificar los procedimientos burocráticos sobre el sector además de reducir el impuesto al gasoil de uso agrícola. Pero hay otras medidas de alcance europeo, que Francia espera poder encarrilar en una cumbre europea extraordinaria que se realizará los próximos días en Bruselas.
Por ejemplo, allí se discutirá sobre la entrada de productos agrícolas de Ucrania -país que con apoyo de la OTAN está en guerra con Rusia-, ya que se le da a los alimentos de dicho país un tratamiento semejante al de los países comunitarios. El ministro francés ha señalado que esta decisión ha provocado “efectos perversos” y que París quiere que haya “un límite” ante la “desorganización” que generan.
Francia espera concretamente que la Unión Europea ponga límites a las importaciones de pollos, huevos y azúcar, que son productos que entran en competencia directa con los franceses.
Otro punto que el Gobierno considera importante para responder a las reivindicaciones de los agricultores es equiparar las obligaciones medioambientales en Francia (por ejemplo sobre el uso de agroquímicos) con las que están en vigor en los otros países de la UE, que son más flexibles por ejemplo en el uso del herbicida glifosato.
¿Y cómo se podría ver afectada la Argentina en todo este entuerto? En general, en todas las manifestaciones de productores alemanes, rumanos o franceses, uno de los temas de mayor énfasis es la competencia de los productos importados en el mercado europeo. Esto pone la mirada inevitablemente sobre los acuerdos de libre comercio con terceros países, justo cuando está en vías de retomarse la negociación entre la UE y el Mercosur.
“Francia se opone de manera clara (…) a la firma del tratado con el Mercosur”, aseguró Attal, primer ministro de ese país, el sábado desde un campo ganadero, en el que intentó llevar calma a los productores de su país. Por ahora no lo logró. En el sector quieren ver que las promesas se cumplan y se extiendan a Bruselas.