El mercado del ganado con destino a la faena está funcionando a dos velocidades muy diferentes
En los últimos días comenzaron a bajar los precios de la hacienda liviana que se destina al consumo interno. Algunos participantes del negocio creen que se trata de una baja coyuntural, motivada por la falta de efectivo en la finalización del mes que da inicio al ciclo escolar, y que en el mediano plazo los valores tenderán a recuperarse en función de la escasez estructural de oferta.
En tanto, la venta de novillo gordo para la exportación recorre el camino inverso y se volvió el más caro del Mercosur. Los precios suben semana a semana y según indicaron consignatarios a Bichos de Campo en estos días por novillos para cuota Hilton se paga 520 a 525 $/kg en gancho con algunos negocios puntuales en 530 $/kg.
También subió el novillo destinado a la Unión Europea que se vende por fuera del cupo Hilton, que cotiza entre 500 y 510 $/kg en gancho, al tiempo que la vaca gorda que se coloca en ese mercado se negocia a unos 490 $/kg.
Dos motivos alientan la suba de esta categoría. Por un lado, hay una demanda sostenida de parte de los importadores europeos que quieren hacerse del producto ante todos los temores que haya respecto de la situación mundial. Por otra parte, existe un faltante de hacienda gorda pesada en el mercado argentino.
Con la nueva suba el valor por kilo pagado al productor argentino, el valor en moneda dura del novillo pesado queda en 5,20 a 5,25 dólares por kilo vivo, lo que supera al valor pagado en Uruguay, que promedia 5,10 dólares por kilo.
De todas maneras, vale aclarar que los valores en la Argentina están calculados con el tipo de cambio oficial, el cual, al estar intervenido por el gobierno, tiene un valor artificialmente bajo de 115 $/u$s, mientras que el negociado en el mercado bursátil (MEP) se encuentra en 199 $/u$s.
De todas maneras, medidos en moneda constante, se trata de los valores de la hacienda gorda más elevados desde 1960. Lo paradójico es que, a pesar de eso, resultan insuficientes para acompañar los costos de producción, dado que muchos de los mismos están dolarizados con un tipo de cambio más cercano al real que al oficial.