Sandra Maroni es ahora solamente una vecina de Pergamino. Antes también era “productora de Pergamino”, pero debió resignar esa actividad cuando los loteos y las nuevas zonas urbanizadas fueron creciendo desordenadamente y casi sin planificación hasta cercar su pequeño predio rural de 20 hectáreas.
A Sandra nadie le pidió permiso para instalarse a vivir al lado del campo de su familia. Nadie le avisó con tiempo que se venían los barrios privados, para poder tomar decisiones y prepararse. Nadie tampoco le contó que uno de sus vecinos, que se instaló directamente sobre su alambrado, la iba a comenzar a denunciar porque algunas de sus plantas ubicadas en el límite de ambas propiedades se secaban por culpa de las aplicaciones cercanas con glifosato.
“Yo vendí en el 2014 por el problema que empezamos a tener con los agroquímicos. Acá no se ha respectado el código de zonificación. Y los vecinos avasallaban al campo, porque lotearon justo sobre la línea donde empezaba mi campo”, contó la ex productora.
Mirá la entrevista completa con Sandra Maroni:
Sandra recuerda bien que el mayor hostigamiento de sus vecinos comenzó luego del conflicto por la Resolución 125. “Uno de los vecinos, que no vivía en el lugar y solo venía los fines de semana se quejaba del color de los pinos. El decía que se le quemaba por los agroquímicos. Hasta que un día vino el inquilino (el arrendatario) y me dijo que no me podía alquilar más” debido a la mayor presión desde las zonas recientemente urbanizadas. Ella reconoce que algunos productores hacen mal las cosas y reclama controles. Pero también dice que en este debate muchos productores son víctimas de una presión encarnizada.
El pequeño predio rural que ocupaba la familia de Sandra hoy es parte de un proyecto inmobiliario llamado “Tierra de Sueños”. Se sobreentiende que los sueños de los nuevos dueños son vivir cerca del campo, pero sin nadie que produzca alrededor. De los sueños de la familia chacarera de Sandra y los de Don Maroni, su padre, solo quedan los recuerdos y una amarga sensación.
“Extraño tantas cosas -nos cuenta Sandra-. Mi papá me decía que nunca vendiera el campo. Y no me quedó más remedio…”
Jodase señora por usar veneno en sus tierras.