“El mundo sigue dando oportunidades, no solo para el sector agroindustrial sino para la Argentina en general”, dijo Fernando Vilella, ex decano de la FAUBA (Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires) y experto en bioeconomía.
Vilella machaca desde hace muchos años sobre la necesidad de exportar más productos del agro para generar divisas. Pero hoy enfatiza además sobre el valor agregado que tiene el factor ambiental dentro del contexto económico mundial. Considera que la baja huella ambiental de nuestros productores representa para la Argentina “nuevamente una puerta abierta”, pero que aprovechar esa posibilidad requiere de la madurez del sistema político que por ahora no se encuentra.
“Desde el punto de vista del desarrollo, cuando empiezas a medir las huellas ambientales de los productos que se generan en ambientes como éste, podemos decir que estamos en condiciones de construir una Marca País en torno de productos amigables con el medio ambiente, con una base agropecuaria”, apunta Vilella, quien en diálogo con Bichos de Campo ofreció datos donde se evidencian las potencialidades de los productos argentinos con respecto a otras producciones a escala mundial.
Mirá la entrevista completa a Fernando Vilella:
“Nuestro maíz es el que tiene la menor huella ambiental del mundo. Sin embargo exportamos solo el 70% como grano. La huella de carbono del pollo argentino es la tercera parte de la del pollo producido en Europa y el 70% por debajo de la huella ambiental de un pollo de Brasil, que es el mayor exportador mundial del alimento”, indicó.
Y agregó más casos: “El único etanol que está pudiendo entrar a Europa es el que se produce en Villa María por su baja huella ambiental”.
En la actualidad, a decir de Vilella, al desarrollo agrícola y al de todas las esferas de la sociedad es preciso incorporarle el elemento ambiental. Por eso en los últimos años este profesor universitario trabaja en un concepto más amplio: define la “bioeconomía” como un paradigma de desarrollo sustentable, devenida en política de Estado para diversos sectores de la cadena agropecuaria y agroindustrial.
“Hay una regla general de la bioeconomía y es que la biomasa viaja mal y es costoso transportarla. La transformación hay que hacerla en el territorio y como esa transformación es agregar valor y ese valor es conocimiento, hay un flujo del conocimiento de las ciudades hacia los territorios. Por eso es desarrollo”, razonó.
Son varios los académicos que como Vilella, defienden las corrientes de pensamiento que ponderan el desarrollo de saberes múltiples y además apuestan por formas de producción que sean capaces de generar fuentes de empleos dentro y fuera del sector agropecuario, como la economía circular.
Pero, en un escenario de crisis y de elecciones presidenciales, la gran duda es si los políticos son permeables a escuchan estas propuestas. “Frente a la elección presidencial, múltiples entidades vinculadas a las cadenas agroindustriales se tomaron el trabajo de generar proyectos que van más allá de sacar las retenciones y eso está bueno. Los sectores políticos están empezando aparentemente a ser permeables”, se ilusionó el docente.
-¿Crees que aprovechando sus ventajas ambientales la Argentina sale de la crisis?
-Solo salimos de la crisis si se genera trabajo, si se generan divisas y si se hace de forma genuina e inclusiva. Y esta propuesta tiene varias de esas características, pero debe extenderse a todos los sectores. Si somos capaces de generar consensos políticos entre los sectores y que las inversiones empiecen a funcionar estarán resueltos buena parte de los problemas.