Los dueños de Rapanui, que se hicieron conocidos por la reconocida frase de Cristina Kirchner cuando dirigía una sesión del Senado (¿a qué hora cierra Rapanui?) pero sobre todo por la calidad de sus productos (el más conocido de ellos es el Franui, unas exquisitas frambuesas cubiertas de chocolate), comenzará a cosechar sus propias frutas finas de un campo adquirido en Trevelin. Hasta ahora las frambuesas las compra a productores del sur argentino.
El proyecto de convertirse en productores, según cuenta el sitio ANB (Noticias de la Patagonia), comenzó hace más de tres años y recién en 2024 encontraron el campo óptimo en la ciudad cordillerana de Trevelín. “Es un lugar perfecto para la frambuesa, porque se tienen que dar condiciones de suelo y de clima que en Bariloche no hay dado que es mucho más frío”, explicó el empresario Aldo Fenoglio en diálogo con ese medio.
El objetivo de la familia Fenoglio es “mejorar la frambuesa que tenemos actualmente, por lo cual elegimos variedades específicas para producir”. Su producto estrella, las Franui, hoy se producen en Bariloche y se exportan hacia unos 50 países. La firma comenzó a elaborarlas desde hace más de una década, cuando no existía nada similar en el mercado.
La apertura de una fábrica de este producto en España años atrás, extendió las Franui por más de 20 países y lo llevó a lugares impensados, como Rumania, Arabia Saudita o Grecia, sin olvidar todos los países de Europa y Latinoamérica donde ya conquistó paladares.

Pero la cadena estaba incompleta y ahora los dueños de Rapanui decidieron dar un paso hacia atrás en la cadena. Según explicaron, con su propia cosecha de frambuesas “podrán garantizar la calidad del producto”, y “cuidar los costos, ya que tendríamos la producción desde la materia prima básica”.
Cuenta ANB que los trabajos recién comenzaron, y la primera cosecha recién se daría dentro de unos tres años. Fenoglio señaló que en principio “empezamos con 50 hectáreas y queremos llegar a las 100, aunque para eso calculamos que nos va a llevar unos 8 años de trabajo”. A la par construirán una planta de procesamiento, donde congelarán y empacarán la fruta fina. Estiman que el complejo implicará 130 puestos de trabajo, con “un alto impacto económico” en Trevelín. El agrónomo que asesoró a la familia se llama Llewellyn Kast y se ha especializado en producción de frutas finas en el valle medio de Río Negro. .
“Buscamos también que sea un incentivo para aquellos que tienen campo en Trevelin y quizás motivar a que otras personas planten frambuesas porque hasta el momento no se produce en cantidad, así que apostamos a que lo sea y estamos haciendo punta de lanza en eso”, destacó Fenoglio.





