“No hay solución alternativa al ajuste”. Así lo indicó el flamante presidente Javier Milei en su primer discurso oficial como mandatario. La herencia económica recibida –añadió– es catastrófica y se vienen varios meses muy complicados para los argentinos.
Milei aseguró que el sinceramiento del descalabro económico presente es necesario para poder retomar la senda del recibimiento económico cuando logren estabilizarse tanto la inflación como el factor cambiario.
En el ámbito agropecuario los dos sectores más complicados ante ese escenario son el ganadero y el lácteo, dado que el principal cliente de ambos es por lejos el mercado interno y el poder adquisitivo de los consumidores va camino a derrumbarse.
Datos oficiales muestran que los argentinos consumen más del 70% y del 80% de la producción anual de carne vacuna y lácteos, respectivamente, una proporción que muy probablemente será menor en 2024 debido a la caída del poder de compra.
La respuesta a esa debacle –tal como ocurrió durante la crisis de 2002– es incrementar de manera violenta las exportaciones a fuerza de ventajas competitivas logradas por la vía cambiaria, tributaria y comercial.
El primer factor es el más complejo porque, ante una aceleración inflacionaria, el ajuste del tipo de cambio debe ser lo suficientemente amplio como para otorgar competitividad a los sectores exportadores.
Se supone –en lo que respecta a la cuestión tributaria– que tanto las carnes como los lácteos dejarán de estar gravados por derechos de exportación en los próximos días. Una promesa que habrá que ver cuándo y cómo se cumple.
El último aspecto, no menos importante, es el comercial, que en el caso de las cortes vacunos tiene una enorme dependencia del mercado chino y es un interrogante cómo serán las relaciones diplomáticas en la gestión de Milei con el gobierno de Xi Jinping.
En cuanto a los lácteos, Brasil es un cliente clave y los industriales lácteos de esa nación vienen hace tiempo presionando al gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva para que implemente restricciones al ingreso de productos de ese rubro provenientes de la Argentina (también de Uruguay).
Se trata de desafíos importantes que no pueden esperar, dado que la mejora competitiva del negocio exportador es esencial en el actual contexto no sólo para poder mejorar el precio pagado a los productores ganaderos y lecheros, sino también para poder “subsidiar” –en la medida de la posible– el precio mayoristas de los productos básicos destinados al mercado interno.