La producción de insectos con el fin de obtener insumos para la industria alimenticia llegó para quedarse. Mientras distintos estudios muestran cada vez con mayor evidencia el potencial nutricional y proteico de varias especies, comienzan a aparecer empresas privadas que deciden invertir en su estudio y fabricación a gran escala. Tanto que en España se anuncia la radicación de la mayor fábrica en todo el mundo.
Si bien en el plano local Argentina ya coquetea con esta idea y algunos emprendimientos comenzaron a interiorizarse de este nuevo mundo, por ejemplo aquellos que estudian la incorporación de harina de grillo en las pastas secas, a nivel internacional ya hay países que se lanzaron a correr esta carrera con total seguridad.
Tal es el caso de Tebrio, una empresa española con base en Salamanca que se convirtió en noticia por anunciar la construcción de la mayor fábrica de insectos del mundo. Aunque suene sorprendente, desde 2012 sus integrantes investigan las posibilidades que brinda la producción de insectos.
Según informó el medio La Vanguardia, la empresa –cuyo nombre está basado en el insecto que fabrican: el Tenebrio molitor o gusano de la harina- abrió en 2015 la primera planta de producción de insectos aprobada en la Unión Europea para alimentación animal, y en 2019 se convirtió en la primera biotecnológica del mundo en obtener la autorización para fabricar fertilizantes orgánicos elaborados a base de insectos.
El objetivo ahora es levantar una nueva fábrica de 90.000 metros cuadrados, con una inversión de 70 millones de euros, que tendrá capacidad para producir hasta 100.000 toneladas de productos de insectos al año, convirtiéndose así en la mayor fábrica de producción y transformación de insectos del mundo.
Ahora bien, ¿a qué productos se refiere? En el caso de Tebrio se procesa el gusano para transformarlo en ingredientes de productos de alimentación animal, nutrición vegetal (fertilizantes) y otros usos industriales como cosmética, industria textil, medicina, tratamiento de aguas, etc.
De acuerdo con la FAO, en el mundo ya se consumen más de 1900 especies de insectos, lo que los convierte en parte de la dieta de muchos países. En este sentido, indica que su consumo tiene ventajas nutritivas ya que ofrecen energía, grasa, proteínas y fibra. También pueden ser una buena fuente de micronutrientes, como zinc, calcio y hierro, dependiendo del insecto.
Sus promotores dicen que se trata de un alimento ecológicamente sostenible, ya que tiene un impacto ambiental mucho menor al de otras producciones de proteína animal, y requiere de un espacio reducido en comparación a otras actividades agrícolas.
“Vamos a producir algo más de 100.000 toneladas, son muchas pero probablemente acabemos acumulando unos 3 millones de kilos de animales de manera permanente en las instalaciones”, explicó a la agencia EFE Sabas de Diego, cofundador de Tebrio junto a Adriana Casillas.
“El abono que se produce con el excremento del tenebrio tiene unas capacidades excepcionales para su uso tanto en la agricultura ecológica como en la colaboración con la tradicional, para usar muchos menos fertilizantes químicos y mejorar la calidad del suelo”, agregó.