Todo buen cocinero tiene sus trucos y secretos, que difícilmente comparte con todo el mundo. Esa máxima aplica también a la encargada de las empanadas de la Yerra Tradicional de La Carlota, Nora Fernández, que puede preparar unas 50 docenas espectaculares sin mayor sobresalto, pero no aceptar dar indicios de su receta.
“No se la doy a nadie. Es un secreto de familia”, explicó la cocinera, que integra el servicio que, en la fiesta anual organizada por la familia Pra, se encargó de darle de comer a más de 300 personas.
Pero, además de las empanadas, Nora tuvo a su cargo otras tareas. Desde temprano, repartió pasteles y chocolate caliente a los recién llegados, y por la tarde fue quien preparó una “panzada” de tortas fritas para compartir con el mate.
Ella cocina por pasión pero también por trabajo, porque desde su casa prepara viandas para vender y ya muchos en el pueblo del sur cordobés conocen sus canelones, empanadas y locros, pero nunca sus recetas.
Con la picardía de quien sabe algo que el resto no, la cocinera guarda ese secreto y se la ve orgullosa de aportar a la gastronomía en este tradicional evento ganadero.
Pero para que ese sábado de junio no faltara nada, hubo varios días de trabajo. “El lunes empecé la carbonada y el miércoles ya las teníamos armadas”, explica la cocinera. Para que llegaran frescas al día festivo, las guardaron en una cámara de frío y las cocinaron en el momento.
Y en eso también hay un secreto, que en realidad es bien conocido: Grasa de cerdo caliente y disco de arado. Esa combinación le hace justicia al relleno en el que tanto trabajó Nora, y permite que las 600 empanadas lleguen calentitas para los comensales.
“Es más seco y más rico”, señaló la cocinera, mientras manejaba la cocción en los discos burbujeantes junto a dos de sus compañeras.
Mirá la entrevista completa con Nora Fernández:
Nótese que, en un día que empieza al alba y termina entrada la noche, como lo es la yerra organizada en La Carlota, la gastronomía es protagonista indiscutible.
Sus empanadas llegaron antes del locro, que este año no estuvo a su cargo. Después del almuerzo, y con la digestión ya hecha, Nora tiene 4 kilos de harina preparados para mezclar con salmuera, levadura y grasa y solucionar la merienda.
“Con eso tienen para rato”, dice la cocinera, que prevé encender esos discos en sólo unas horas.