De a poco se recomponen las lluvias pero falta mucho para que se revierta la crisis hídrica que pegó duro en diferentes actividades.
El algodón, una economía clave para Chaco, Santiago del Estero y el norte de Santa Fe, no escapó de la crisis. “Fue un golpazo tremendo, con mucho esfuerzo la veníamos peleando y creciendo, pese a las adversidades económicas, y se pensaba que íbamos a dar un paso adelante en área”. Pero la seca dio todo eso por tierra.
Quien habla es Carlos Almiroty, presidente de la Cámara Algodonera Argentina. El año pasado, en la campaña 2021/22 se llegó a una superficie sembrada de casi 500 mil hectárea y para esta campaña se esperaban más de 600 mil. Pero no llovió y finalmente se perdió esa intención de siembra original.
“Hay mucha discusión en el sector sobre el área, hay mucha desorientación porque las lluvias fueron dispares. Pero finalmente creemos que el área no superó las 350 mil hectáreas, se desplomo respecto de la intención inicial”. La caída sería de 42%.
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Por ahora, la Secretaría de Agricultura habla de un recorte menor de la superficie sembrada, con 475.640 hectáreas implantadas hasta el inicio de enero, respecto de las 507 mil hectáreas de la campaña anterior. Pero esto no es garantía de que finalmente esa sea la superficie a cosechar.
A esa merma en la siembra hay que sumarle la caída proyectada en los rindes del cultivo. Como además este año mayormente se sembró tarde, el grueso del algodón aparecerá recién a mediados de mayo y por eso “los interrogantes son múltiples”.
El promedio de los últimos años, dijo Almiroty, es de 600 a 700 kilos de fibra por hectárea, con picos de 1.000 y mínimos de 250/300 kilos. Este año se espera que el resultado sea menor a los promedios.
“Si esto sigue así de seco se podría perder más área, más rinde y un tercer elemento que es la calidad, que en el caso del algodón es una clave. Está todo muy indefinido, hay mucha imprevisión”, lamentó el especialista.
El otro lado de la seca y la menor oferta debería ser una mejora en el precio del algodón, lo que no significa que se compense la caída en la producción.
Como sea, Almiroty cree que “este año el saldo exportable será ínfimo y que sea descartable para la industria textil y por eso se están viendo precios muy firmes. Hoy las fábricas se abastecen de lo que quedó del año pasado y el productor pudo retener, porque nadie quiere tener pesos, que son la mancha venenosa”.
El empresario evaluó que la demanda está firme y seguirá con esa tendencia y entonces los pocos “que cuenten con algodón y de calidad se encontrarán con escenario comercial positivo”.
Eso no significa que vayan a compensar el gasto. Hacer una hectárea con el cultivo textil varía mucho según la tecnología que se use, pero en promedio implica una inversión de 700 dólares. Como el valor de la fibra es de unos 2,50 dólares el kilo, entonces si se llega a los rindes promedio se tendría un buen resultados. “Algunos lograrán esos rindes y resultados pero tendremos un mar de gente que no”, advirtió el titular de la Cámara Algodonera.
Almiroty, en este contexto, se quejó de la política macroeconómica y sectorial, con una continuidad de la brecha cambiaria y las retenciones. “Esquilmaron al productor y lo peor fue el desdoblamiento cambiario, y ahora parece que le vamos a pedir una partecita de lo que le sacaron. Si eso no hubiera sucedido el sector tendría su propia red de contención para enfrentar estas crisis. Esto es como el feudalismo, con la diferencia de que pasaron más de mil años”.