En octubre el precio de la leche que cobran los productores mejoró más que la inflación, lo que no significa que les alcance para cubrir los costos que se vieron este año incrementados de manera significativa por los efectos de la sequía.
El precio por litro de octubre fue de 130,17 pesos por litro, la mejora fue de 10% cuando la inflación fue de 8,3%.
Fuentes del sector dijeron que la mejora tiene que ver con las expectativas positivas que se generaron tras la quita de los derechos de exportación y la instrumentación de un tipo de cambio “Fernet” en el cual el 70% de las divisas se liquidan al valor oficial del dólar y el otro 30% según el valor del contado con liquidación. Este sistema se vence en las próximas horas.
Cabe destacar que la medida beneficia sólo al ingreso por lo que se exporta que es el 20/25% del total producido. El resto va al deprimido mercado interno.
Mientras tanto, los tambos siguen perdiendo porque la leche en los últimos 12 meses subió 120%, la inflación acumulada es de 142,7% y además los costos aumentaron sobre manera por la falta de forraje consecuencia de la seca.
La suba del precio percibido en octubre es una aspirina para un enfermo grave Según estimaciones privadas el precio que deberían recibir los productores para cubrir los costos debería no ser inferior a los 150 pesos por litro.
Esta mejora cambiaria rige durante noviembre, mes en el que las ventas se liquidan a 508 pesos por dólar, luego de las elecciones podría haber novedades de diferente tipo en este sentido y en función del resultado que se obtenga en los comicios.
La cuestión es que por las exportaciones de este mes la industria está cobrando más y eso debería significar una nueva suba del valor en la próxima liquidación que se acreditará recién en diciembre en las cuentas de los tamberos.
Para esta actividad, que entrega su producción y cobra con plazo la aceleración inflacionaria y las mejoras en el tipo de cambio para las exportaciones de maíz y soja que implementó el gobierno no hicieron más que agregar costos a una situación complicada por la falta de pastos y granos, que no solo se encarecieron sino que además son difíciles de conseguir y, en muchos casos, se entregan pero sin precio definido.
Ese desbalance entre producción-venta-cobro de la mercadería se agrava más aun en momentos de altísima incertidumbre política. Tras las elecciones y por varios meses y gane quien gane podría haber cambios en las políticas económicas y sectoriales que obligará a los tamberos a hacer más malabares para seguir sobreviviendo en el mejor de los casos y sobre todo en los establecimientos medianos y chicos.