El default de Vicentín y su posterior concurso de acreedores continúa brindando capítulos a una novela que parece interminable. En las últimas horas se sumó la imputación en la justicia del ex presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, y los máximos líderes de la compañía, Gustavo Nardelli y Alberto Padoan. La justicia busca esclarecer los mecanismos mediante los cuales la empresa logró acceder a un crédito de 300 millones de dólares.
Mientras tanto desde Vicentín explicaron en reiteradas oportunidades que la hoy famosa deuda de 18.300 millones de pesos (al tipo de cambio actual) que tiene con la entidad crediticia estatal corresponde a una línea de prefinanciación de exportaciones que se infló producto de la mega devaluación la moneda tras las elecciones PASO de agosto pasado.
La ecuación es simple: la firma estaba endeudada por 300 millones de dólares a un dólar que valía alrededor de 40 pesos. Pero pocas semanas después esa misma deuda se debía multiplicar por un dólar de 60 pesos.
En la evolución de deuda de la firma queda en evidencia que en julio tenía un pasivo con la entidad pública de poco más de 13.372 millones de dólares, y un mes después ese monto creció el 38% hasta alcanzar los 18.000 millones en moneda nacional. A partir de ese entonces y a pesar de que el 90% de la facturación de Vicentín es en dólares, la deuda se volvió impagable.
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En este contexto, en el mundo de los negocios dicen que la prefinanciación de exportaciones era una “rara avis” y por lo bajo señalan: “Se repartía a dedo, Vicentín tenía lo que nadie accedía”.
En la vereda de enfrente y desde que entró en default, los directivos de Vicentín se encargaron de aclarar que históricamente su principal acreedor local fue el Banco Nación y que la prefinanciación de exportaciones abierta con la entidad venía de mucho antes de la llegada de Cambiemos al poder.
Mientras tanto todavía resta que la justicia comercial de la localidad de Reconquista abra formalmente el concurso de acreedores, que llevaría largos meses reestructurar pero que dejaría latente la posibilidad de que la compañía ponga operativa sus plantas de procesamiento de granos gracias a contratos con terceros. Actualmente sendos pedidos de embargo de bienes presentados en la justicia por un grupo de sus acreedores traban esta posibilidad.
En paralelo la empresa estaría estudiando la venta de alguno de sus activos, pero aunque muchos apuntan a sus plantas de molienda, lo cierto es que desde Vicentin descartan esa posibilidad. La intención sería deshacerse de un bien que no esté alcanzado por el concurso de acreedores porque no quieren que la justicia intervenga en el proceso de venta y reparto del dinero recaudado.