Los funcionarios del Ministerio de Agricultura presentaron este miércoles a las entidades de la Mesa de Enlace el borrador de un decreto que determinará cómo sigue a partir del 1° de enero el cepo a las exportaciones de carne vacuna. La norma debe ser girada esta misma tarde para la firma del presidente Alberto Fernández, de modo de que pueda ser publicado el lunes temprano en el Boletín Oficial. ¿Por qué el apuro? Porque el 31 de diciembre a la medianoche vencen todo el sistema de cupos y prohibiciones vigente desde junio pasado.
El decreto que prepararon en Agricultura establece básicamente tres cosas, que son las que se habían conversado en la reunión que a principios de diciembre mantuvieron el ministro Julián Domínguez y los presidentes de la Sociedad Rural Argentina, CRA, Federación Agraria y Coninagro. estas tres cosas serían:
- Se mantienen siete cortes populares cuya exportación estará prohibida por completo (salvo que provengan de una vaca vieja): son el asado, el vacío, el matambre, la falda, la tapa de asado y la paleta. La cuadrada, el séptimo corte prohibido, sería reemplazado por la nalga. El conjunto de estos cortes representan cerca del 22% de una media res.
- Se liberan por completo las exportaciones de vacas conserva categorías D y E, así como los toros de esas mismas categorías. Son los animales que han terminado con su vida reproductiva útil y por lo tanto se destinan a la elaboración de productos termoprocesados, pero que en los últimos años encontraron un nicho de mercado en el formidable mercado de China. Hasta ahora se podían exportar con cupo y solo se había liberado la exportación de unas 140 mil vacas conserva.
- El Ministerio de Agricultura tendrá toda la potestad sobre la administración de las exportaciones de carne, sin compartir la responsabilidad con la cartera de Desarrollo Productivo de Matías Kulfas, que fue la que más talló más al principio de esta historia. De algún modo, este párrafo representaría un apoyo presidencial explícito a la gestión de Domínguez, quien ingresó al gobierno luego de la crisis de gabinete de septiembre pasado.
Hasta aquí todo bien, pues las entidades tragan saliva y están dispuestas a digerir este esquema de regulación del comercio exterior de carne vacuna. Pero a este trazo grueso es necesarios sumar una serie de resoluciones reglamentarias de Agricultura que son las que hace ruido en las organizaciones de productores y que merecieron una larga discusión técnica entre el sector público y el privado.
¿Qué debe regular el Ministerio de Agricultura? Para qué se entienda con claridad, básicamente lo que no es chicha ni limonada. Es decir, lo que no es vaca conserva que será totalmente liberada, pero tampoco integra el grupo de los siete cortes prohibidos. Por ejemplo, si una empresa quiere exportar un lomo o un cuadril a Chile o Brasil, ¿podrá hacerlo libremente a partir del lunes? Es un verdadero misterio.
Desde junio y hasta ahora, para el grueso de las exportaciones rigió un sistema de cupos por empresa, que habilitó a 63 frigoríficos a embarcar la mitad de lo que habían exportado como promedio en 2020. En las últimas semanas, Bichos de Campo publicó documentos internos del Ministerio de Agricultura que daban cuenta de que Agricultura pensaba originalmente establecer una prórroga de esos cupos, aunque sumando a los mismos a grupos de productores y a plantas nuevas. Para eso, pensaba habilitar un registro por 60 días, para que los interesados en exportar pudieran anotarse.
¿Pero cuál será el limité? ¿Existirá un tope de exportación para ese tipo de cortes “no prohibidos” o Domínguez cumplirá con la promesa que realizó ante las cámaras de televisión de liberar todo salvo los siete cortes prohibidos? “Libre es libre”, llegó a enfatizar el ministro cuando se le pidieron precisiones.
Por lo pronto, trascendió que en la reunión las entidades rurales hicieron varias observaciones que el gobierno prometió analizar. Una de las propuestas que se escuchó de parte de los funcionarios fue la creación de un Observatorio, que permitiera monitorear de modo permanente la evolución de esos embarques “ni chicha ni limonada”, para eventualmente decidir qué hacer en marzo o abril de 2022. Este Observatorio funcionaría integrando a las cuatro entidades de la Mesa de Enlace, las cámaras de frigoríficos, la Mesa de las Carnes, el IPCVA, la Asociación de Productores Exportadores (APEA) y otras organizaciones de la cadena.
En definitiva, de algún modo el gobierno quiere hacer al sector privado corresponsable de la decisión de cerrar las exportaciones de carne vacuna -como ya sucede con el trigo y el maíz- en el momento en que se lo considere necesario.
En realidad, tanto Agricultura como la Secretaría de Comercio Interior ya cuentan con la posibilidad de bloquear automáticamente los embarques desde abril pasado, cuando se crearon las Declaraciones Juradas de Exportación de Carnes (DJEC) una especie de ROE renovado que por ahora no se utilizó pero que está a disposición de los funcionarios.
Veremos. Ahora más que nunca hay que esperar la famosa letra chica.