Los números ya no ofrecen dudas: en lo que va del año la oferta de hacienda –que hasta 2020 venía funcionando a toda máquina– se quedó sin “combustible” para seguirle el ritmo a la demanda.
El mes pasado se vendieron a los frigoríficos 1,067 millones de animales, una cifra 9,6% menor a la registrada en el mismo mes de 2020, según datos publicados por la Dirección de Control Comercial Agropecuario.
La faena del primer cuatrimestre del año acumula un total de 4,466 millones de vacunos, lo que representa una caída de 5,5% respecto del mismo período del año pasado.
La mayor parte de los animales faenados en los primeros cuatro meses del año fueron machos (54,1% del total), aunque en abril pasado hubo un repunte del sacrificio de hembras y los machos representaron un 52,5% de la faena.
La mayor parte de la faena del primer cuatrimestre del año –un 73,1% del total– corresponde a animales livianos, con menos de cuatro dientes, que se destinan fundamentalmente a abastecer al mercado interno.
En diferentes regiones ganaderas –donde las condiciones climáticas lo permiten– se está priorizando el uso del pasto ante la desfavorable relación de maíz/carne y eso extiende los períodos de terminación y, por ende, también el ingreso de los animales al mercado.
Por otra parte, los engordes en corrales, si bien mostraron cierta recuperación en abril pasado, siguen muy limitados por la falta de competitividad de esa actividad (que sólo se justificaría es esquema cárnicos integrados).
Más allá de los factores coyunturales, la explicación estructural del fenómeno reside en la liquidación del “stock de reserva de machos” sacrificado durante la década pasada a causa de la intervención instrumentada por el gobierno kirchnerista.
La solución que los frigoríficos exportadores le “vendieron” a los funcionarios del gobierno nacional, relativa a promover la producción de animales más pesados para faenarlos, porcionarlos y distribuirlos en función de requerimientos comerciales diferenciados según factores geográficos, podría ser favorable en el largo plazo, pero no sólo no resuelve los problemas de oferta del corto plazo, sino que eventualmente podría agravarlos.