Más allá de la discusión sobre los precios pagados al productor, el año 2020 fue positivo para el sector tambero con un aumento de la producción de leche del orden del 7% respecto de 2019, además de una suba de los componentes sólidos (proteína y grasa butirosa), que son los que le dan mayor valor al producto.
También fue excepcional en términos de la calidad higiénico sanitaria, algo esperable dado que en 2020 no hubo grandes anegamientos e inundaciones que complicaron a las vacas lecheras, pero llamativo por el avance registrado respecto a los valores presentes en los últimos años.
“El incremento de los valores composicionales de la leche se deben a una mejor alimentación en línea con un incremento de la cantidad de litros producidos en el último año”, indicó Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla). Hasta por lo menos septiembre del año pasado, la mayoría de los establecimientos logró tener un resultado económico positivo. Luego, la fuerte suba del precio de los granos comenzó a complicar seriamente los balances.
“En cuanto a la calidad higiénico sanitaria, estimo que se debe a mejores prácticas de manejo, dado que el proceso de concentración que se registra en la lechería genera la salida de los tambos más chicos, con menor calidad de instalaciones, mientras que los tambos más grandes van mejorando en bienestar animal, limpieza de ordeñadoras y equipos de frío y manejo sanitario del rodeo”, comentó a Bichos de Campo.
Los últimos datos publicados por Ocla al respecto muestra que, efectivamente, mientras que hacia mediados de 2018 los tambos con una producción menor a 2000 litros diarios representaban un 59,2% del total de establecimientos lecheros presentes en la Argentina, dos años después esa proporción había caído al 50,9%.
Adicionalmente, en ese período la producción promedio de los tambos más grandes (+10.001 litros diarios) creció un impresionante 16%, mientras que el estrato de 4000 a 10.000 litros diarios también experimentó un suba considerable.
Buena parte del crecimiento del estrato de mayor producción además está asociado a la implementación de sistemas voluntarios de ordeñe con tambos robotizados, que suelen mejorar de manera notable el confort de las vacas lecheras.
El proceso de concentración que se registra en el sector lechero argentino está lejos de tratarse de un fenómeno local, dado que lo mismo sucede –con diferentes ritmos y matices– en todas las naciones exportadoras de lácteos.