La inflación no corre para la lechería. Desde hace varios meses que los productores tienen el precio frenado en torno a los 18 pesos por litro entregado a las usinas. En marzo el valor promedio por litro fue de 18,04 pesos y en junio de este año fue de 18,25, de acuerdo con los datos volcados en el tablero de control sectorial del Ministerio de Agricultura. La mejora fue de apenas 1% en lo que va de la cuarentena.
Pero en dólares, por efecto de la constante evolución del tipo de cambio, el precio actual de la leche a los tambos equivale a 24 centavos por litro, unos 5 centavos por debajo de los indicadores vigentes a principios de año.
Por otra parte, la mejora interanual -que llegó a ser del 70% meses atrás- ahora es de solamente 20% contra junio de 2019, cuando la inflación acumulada de acuerdo con los datos divulgados por el INDEC ha sido de 42,8%. En el caso de los lácteos, la inflación a nivel minorista acumula 30% de suba.
En este contexto, desde las industrias se defienden y dicen que por la crisis no pueden pagar más al productor ni a los trabajadores. El gremio del sector, ATILRA, viene protagonizando diferentes medidas de protesta en reclamo de una negociación paritaria.
Hay dos grandes motivos que afectan la posibilidad de reacción del precio pagado a los tamberos.
Por un lado las estadísticas indican que aumentó la producción de leche cruda un 9% en lo que va de este año. Sobre este punto hay algunas discusiones, ya que según sectores de la producción ese aumento es en realidad consecuencia del blanqueó de mercadería que antes se destinaba a la producción de muzzarella para pizzerías y restaurantes, cuya demanda cayó notablemente por la pandemia.
Como sea, ante la mayor oferta el precio se deprime.
Por otro lado, desde la industria dicen que el mercado doméstico se cayó en medio de la crisis económica y que tienen muchos precios congelados por la decisión oficias de incluir los lácteos de consumo masivo en el plan de precios máximos, que ancló los valores al consumidor al 6 de marzo pasado.
Los datos del MInisterio de Agricultura, de todos modos, indican un incremento de las ventas en volumen del 9% para la leche fluida, del 57% para leche en polvo y del 7% para los quesos. El mayor volumen compensaría al menos parcialmente los menores precios.
“La situación es compleja porque veníamos con precios definimos en octubre y noviembre que se prolongaron hasta mediados de julio. Los aumentos de costos se comieron todo el margen de rentabilidad que teníamos y nos complicó tremendamente las cosas”, dijo Miguel Paulón, presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL). Según el dirigente, finalmente la facturación de las empresas cayó en los últimos meses y además hay más mercadería en stocks, lo que pesa sobre los costos de la industria.
Recientemente surgió un conflicto gremial en el sector. Desde el gremio ATILRA reclamaron una recomposición salarial que fue rechazada por las industrias lácteas: “A la creciente presión sobre la estructura de costos de las empresas lácteas, que este año acumula un aumento superior al 20% y con valores de insumos críticos a precios dolarizados, se suma la imposibilidad de trasladar estos incrementos a los precios de venta desde hace más de 6 meses, lo que está colocando a muchas empresas al borde del colapso por el quebranto de sus balances”.
“En este contexto, no es posible realizar nuevos incrementos en los salarios, cuando nos encontramos en el medio de una de las crisis más severas que ha vivido el sector en su historia”, dijeron desde las empresas lácteas a sus trabajadores.