Con el arranque del nuevo gobierno se puso fin a la restricción de las exportaciones de carne vacuna, aunque la viabilidad del negocio dependerá de la oferta ganadera y la competitividad cambiaria, en un escenario de precios mundiales estancados.
Otra buena noticia para los industriales es la intención oficial de avanzar en la definición de un status sanitario único.
Así lo indicó Daniel Urcía, de FIFRA, la Federación de frigoríficos regionales: “Reconocemos que es positivo que no haya más restricciones a las exportaciones de los cortes populares o preferidos, que complicaron el cumplimiento de contratos. También creemos que es necesario que finalmente se establezca un status sanitario único y se ayude a los que no pueden adecuarse con la financiación correspondiente”, definió.
Pero, como siempre, hay al menos un “pero” en el escenario, y eld irectivo destacó otros temas que preocupan a la industria.
En primer lugar se refirió a la suba de costos. Por ejemplo, la desregulación del mercado de los combustibles implica incrementos significativos en la logística y reparto de la carne, lo que ajustará márgenes en caso de que no se pueda trasladar al precio de la materia prima o de la carne.
Esto se va a dar en un contexto de caída del poder de compra de los consumidores, y de menor oferta, porque se espera que gracias a las lluvias los productores retengan ganado. Así las cosas, el comercio minorista o la industria deberán hacerse cargo del “ajuste”.
Urcía agregó que “otro factor que se deberá tener especialmente en cuenta serán los costos laborales. Por un lado, la recomposición paritaria es justa, debe llevarse adelante, pero lo debemos hacer teniendo la precaución de que la actividad industrial caerá 10% respecto del año pasado, y que es probable que aumente la marginalidad del negocio, lo que afectará a la competitividad de las empresas formales”.
A río revuelto ganancia de pescadores. Ante la menor oferta ganadera y los ajustes en la rentabilidad, lo que se teme es que aparezcan más operadores “picarones” aprovechando las oportunidades comerciales, que perjudicarán a las empresas formalizadas y en regla con el fisco.
“Estos aspectos son ajenos al trabajador pero limitan la capacidad de los empleadores. Por ende será imperioso el acompañamiento de los organismos de fiscalización del Estado para ayudar a los operadores formales”, sentenció Urcía.
Finalmente, desde FIFRA destacaron el peligro que implica para la competitividad exportadora la intención oficial de aumentar las retenciones del 9% actual al 15%. Consideraron que sería positivo que haya una agenda de rebaja progresiva de ese impuesto. No es algo que se esté discutiendo en el Congreso, donde la suba del tributo parece inevitable.
En esa línea, los empresarios alertaron que “si se decidiera el aumento al 15%, se podría producir el efecto contrario: la producción no recibiría incentivos a producir más hacienda y más pesada, por ende se produciría menos carne lo que afectaría también la oferta al mercado doméstico. Y a la exportación se le complicaría más el acceso a los mercados internacionales en un contexto de creciente demanda global por lo que, una vez más, se perderían oportunidades de negocios y crecimiento sectorial”.