Luego de una fuerte recuperación, los precios de los terneros que venden los criadores registraron un freno en su tendencia ascendente de la mano de la caída de los valores de la hacienda para faena. Pero además las ventas se concretan con plazos bien cortos porque el crédito tiene un costo muy alto en tiempos de alta incertidumbre económica y política.
Habitualmente la invernada se vendió con plazos de 30, 60 y hasta 90 días. En épocas de bonanza incluso se realizaron ventas a 120 días.
Las preguntas abundan y las respuestas escasean en estos meses en los cuales se define quien conducirá los destinos del país y el dinero se devalúa cada día. Entonces el que vende quiere cobrar rápido y convertir esa plata en otra cosa, pero no tenerla en la mano y menos en el circuito comercial.
Por eso los nuevos plazos de pago se acortaron y van de 7 a 15, aunque en casos excepcionales se dan a 30 días.
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En tanto, el precio también tuvo un reacomodamiento. La cotización del ternero de 180-200 kilos -que había llegado a los 1200 pesos por kilo vivo- ahora es de 1000 pesos. La inversión no es chica. Si en una jaula entran 30 animales el desembolso es de 6 millones de pesos.
También tuvo una baja la ternera. Las de 170/190 kilos se venden en 900 pesos. La caída fue de 10%, levemente inferior a la que tuvo el ganado con destino a la faena, que cayó cerca de 15% luego de la estampida de precios que arrancó a fines de julio y que se cortó a mediados de este mes.
En adelante se espera que ambos mercados tengan suertes diferentes, aunque siempre habrá vasos comunicantes entre ambos.
Los precios de la hacienda para faena dependerán mucho de lo que convalide el consumo interno. Este martes en el Mercado de Cañuelas siguieron las bajas y respecto del viernes los precios corrientes cayeron entre 20 y 30 pesos.
En tanto la invernada dependerá más del clima y las necesidades de cobertura de los productores. En épocas de incertidumbre la hacienda es refugio de capital y en tanto se vayan normalizando las lluvias y reaparezca el pasto crecerá la intención por la retención que se verá potenciada por las perspectivas de un mercado firme en 2024.
El año que viene se espera que la producción de terneros se reduzca en 1,5 millones de cabezas. Si a eso se agrega la posibilidad de criadores y recriadores por retener, los valores tendrán tendencia a la suba durante la mayor parte del año.