Un grupo de agrónomos de la región sudeste de Buenos Aires comenzó a preguntarse qué podían hacer para generar información sobre planteos agroecológicos de agricultura extensiva continua, dado que, si bien se viene hablando mucho al respecto en los últimos tiempos, la realidad es que no existe un gran volumen de datos científicos validados sobre el tema.
Esa inquietud se trasformó en un proyecto de investigación de largo plazo iniciado en 2020 en el marco de una red institucional integrada por la Asociación Cooperadora de la Chacra Experimental Miramar, el INTA Balcarce, las Facultades de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata y de la Universidad Nacional del Centro, CREA y Aapresid.
El ensayo, cuya primera instancia finaliza en el presente ciclo 2024/25, se está desarrollando en la Chacra Experimental de Miramar, una de las quince que tiene el Ministerio de Desarrollo Agrario en la provincia de Buenos Aires.
El propósito de la iniciativa –que evaluó la sostenibilidad de los sistemas desde todas sus dimensiones– es comparar una misma rotación con tres modelos productivos diferentes: el convencional (testigo), que comprende un elevado nivel de uso de tecnologías de insumos; el agroecológico, caracterizado por un alto nivel de tecnologías de procesos y restricción total de aplicación de insumos de síntesis química; y el denominado “intensificación sostenible”, el cual contempla tecnologías de procesos con una restricción parcial de uso insumos de síntesis química.
Los datos consolidados muestran que la productividad de cada cultivo en el modelo agroecológico siempre se ubicó por debajo del promedio regional –con especial impacto en el cultivo de maíz–, al tiempo que el modelo intensificado es el que mostró rendimientos relativos más estables.
En lo que respecta a la evaluación del EIQ (Coeficiente de Impacto Ambiental por sus siglas en inglés), un indicador creado por el Programa de Manejo Integrado de Plagas de la Universidad de Cornell (EE.UU)., el mismo fue nulo en el módulo periurbano, dado que el mismo no contempla el uso de productos de síntesis química, mientras que en el modelo sostenible fue un 16% menor respecto del convencional.
Por otra parte, si bien se hicieron esfuerzos por mantener el esquema agroecológico en siembra directa por medio de una cobertura constante, al segundo año hubo que roturar el suelo porque la elevada presencia de babosas y bichos bolito amenazaba con destruir todo a su paso.
Más allá de los resultados –esperables– del experimento, el diseño del mismo contó con un resultado muy interesante y no precisamente en el lote. Las parcelas de los diferentes tratamientos fueron divididas por corredores de 5,0 metros de ancho que no fueron intervenidos para promover en los mismos la proliferación de especies nativas.
“Cuando recibimos visitas en la Chacra Miramar, nos gusta mostrar los corredores porque allí es posible observar que aplicaciones bien realizadas, en condiciones óptimas de viento, temperatura y humedad, no generan derivas; si ese fuese el caso, las gramíneas nativas, que son muy susceptibles a fitotoxicidad, mostrarían daños evidentes y eso no sucede”, Leandro Pontaroli, responsable técnico administrativo de la Chacra Experimental Miramar, en un artículo publicado en Contenidos CREA.
“Los corredores también son importantes en sí mismos en el ámbito del ensayo porque muestran que aquellos sectores que no pueden sembrarse, como es el caso de los aledaños a los alambrados, es mejor no pulverizarlos para promover el crecimiento de especies nativas, porque esa es la mejor manera de evitar el crecimiento del banco de semillas de malezas problemáticas”, añade.
Así, mientras que al comienzo del experimento los corredores estaban colmados de malezas problemáticas, la no intervención de los mismos promovió la aparición de especies autóctonas que contribuyen a evitar la proliferación del “banco” de semillas de malezas complicadas.
La lección es simple pero clara: a veces, con ciertas tecnologías de proceso bien implementadas, se puede tener a la naturaleza como aliado de la producción y el ambiente.