Se terminó la sequía y se va terminando también la zafra de terneros. A la ganadería vacuna la espera un cambio de tendencia en el mercado y probablemente de ciclo. Si en el primer semestre del año se vendieron muchas vacas, más de lo que los criadores hubiesen querido, en lo que queda del 2023 habría intenciones de retener hacienda.
“Lo que se viene es la ganadería de las empresas y no tanto del negocio”, dijo a Bichos de Campo el consultor Diego Ponti, que disertará sobre este tema en la próxima exposición Angus de Otoño.
Las condiciones climáticas ya cambiaron, aunque todavía no se vean los resultados. En paralelo, hay perspectivas de una devaluación del tipo de cambio con este gobierno o en el arranque del próximo. De este último se espera, en caso de asumir, que las políticas sean más favorables para el desarrollo del sector agropecuario.
“En la ganadería que se viene hay que pensar a las empresas ganaderas desde el lado impositivo y financiero, en función de las posibles modificaciones en las políticas de un nuevo gobierno, que podría ser más amigable con el sector, y también de una devaluación del tipo de cambio oficial, que podría darse antes del recambio presidencial. No hay que pensar sólo en producir más y mejor sino en estos condimentos”, afirmó el consultor.
En el primer semestre del año fue muy alta la faena de vacas, al tiempo que los terneros se vendieron con urgencia debido a la falta de pasto. Eso está cambiando y en la segunda parte del año se espera un giro en la tendencia en el sector.
“Va a haber una demanda importante de la reposición, lo engordes intentarán reponer, la gente le va a escapar más a lo pesos y todo el dinero que entre se transformará sobre todo en patas. Lo importante es no descapitalizarse en cantidad de kilos de hacienda”, indicó Ponti.
En el último tramo del año habrá poco ternero por vender y si la demanda apura, tal como dice el analista, los valores de la invernada pegarán un salto y recortarán al menos gran parte del retraso que tienen con la inflación, que es del 40%.
Si el 2024 es climáticamente mejor que este año y además hay mejores condiciones cambiarias para exportar, es probable que la industria exportadora salga a reponer terneros también en la zafra que viene, cuando además reaparecerá el invernador a campo que este año tuvo poca participación en el negocio.
“Hay que pensar en el 2024 y en posibles cambios de reglas políticas y económicas. Los cierto es que la realidad no es la mejor pero la expectativa es buena”, sostuvo el consultor.
En tal sentido consideró que “no estamos viendo liquidación de hacienda en adelante tal como sucedió en 2009”.
“La mayoría de los productores tampoco piensan en ir a fondo con inversiones sino en mantener en kilos de carne, y en recuperar lo perdido, por eso en la segunda parte del año creemos que habrá buena demanda por los reproductores”, finalizó.