Dos años atrás, cuando Bichos de Campo entrevistó a los dueños del tambo La Rosalía, ubicado en la localidad entrerriana de Espinillo, no hubiera sido posible pensar en que alguna vez estaría cerca de cerrar sus puertas. Siendo el primer establecimiento del país en obtener habilitación para enviar directamente su leche a la Unión Europea, la sensación era que tenían todo por conquistar. Hoy, sin embargo, la foto es otra.
La foto es la de la frustración en medio de una nueva crisis lechera.
“La decisión es poner el tambo en stand by y esperar una buena cosecha, una buena campaña de reservas, y una buena campaña de granos. Hemos perdido el 50% de la producción y el sistema nuestro ya no es viable. Es el problema de siempre de los tambos: cobramos en pesos y comemos dólares”, dijo ofuscado Laurentino López Candioti, gerente general de La Rosalía, a Bichos de Campo.
La situación actual del tambo -ubicado en un establecimiento que cuenta con 455 hectáreas propias y poseía, hasta hace algunos días, 700 animales en ordeñe con un promedio que llegó a alcanzar los 30 litros diarios- es una que se repite no solo en esa zona sino en otras provincias que hacen a la gran cuenca lechera argentina.
“Estamos cobrando el mismo precio básicamente que en junio-julio. En este contexto de hiperinflación estamos destruidos, más allá de lo climático que ayudó a fomentar el problema y que nos complicó a poder cambiar de sistema. Con una leche a 120 mangos y un expeller de soja a 230.000 pesos, es imposible producir”, señaló López Candioti.
Frente a ese panorama, la opción es reconvertirse hacia otro modelo productivo, algo que lamentablemente no es asequible para todos los productores lecheros por igual.
“Tenemos que reconvertirnos y esa reconversión lleva tiempo, con una primavera que no existió acá en Entre Ríos, y que entiendo que tampoco existió en gran parte de Santa Fe y Córdoba. Los últimos tres años no hemos podido hacer reservas y aquí de mayo a noviembre no ha llovido nada. Volvemos a ordeñar como hace 20 años atrás, muy dependientes del pasto, pero sobre todo desde nuestras propias reservas. El sistema de alta producción está totalmente en jaque. Hoy con estas relaciones grano-leche que tenemos, es inviable. Y va a ser aún más inviable a corto plazo. Tenemos que ir a un sistema de baja a mediana producción”, lamentó el entrerriano.
Para un establecimiento que mantiene a 35 personas, entre empleados y familiares, y que desde 1981 apuesta no solo a la producción primaria sino al agregado de valor en origen con, por ejemplo, la producción de quesos de especialidad, además de los esfuerzos por tratar de llegar a ser carbono neutro, esta decisión no es fácil.
-¿Qué significa para ustedes tomar esta decisión frente a todos los esfuerzos por innovar que hicieron?
-Realmente sentimos que perdimos 15 años de trabajo. Pero no podemos seguir así. Hace más de cuatro meses que tenemos números en rojo. Como tenemos todo lo administrativo muy controlado, sabemos que nos vamos a golpear contra la pared en diciembre. Queremos cortar antes que nos lleve puesto todo el campo. Ya vendimos un montón de vacas, el 30% del rodeo, y vamos a vender un 20% más. Vamos a secar todo lo que tengamos que secar y vamos a pasar un verano stand-by.
-¿Qué rodeo te queda actualmente?
-Hoy estamos con 450 vacas de las 700 que supimos tener, pero nos seguiremos achicando. Teníamos 700 vacas en ordeñe con 30 litros y ahora tenemos 450 con 21 litros.
-Vos formas parte de la SRA como delegado en el área de lechería de ese distrito. ¿Cuál es la postura de la entidad en este marco?
-La postura de la Sociedad Rural es que todo lo que tocas está mal. Y bueno, esta es otra de las cosas que se cae. Mientras que la ganadería subió un 30%, a nosotros en los últimos 4 meses nos han subido 3% a 4% por mes (el precio de la leche). Es inviable, no tenemos alternativa. Nosotros no controlamos el mercado. No hay un mercado grande, por más que está el Minagri, no hay un mercado de referencia. El mercado está hiper planchado y estamos cobrando 12 centavos de dólar, cuando un histórico de la Argentina es de 22 a 24 centavos de dólar. No hay forma de hacerlo.
-¿Tienen algunos números respecto al cierre de tambos en esa zona?
-Acá en el Espinillo han cerrado dos tambos más a la vuelta. El problema es que hay tambos que se manejan mejor porque son menos intensivos y con otras calidades. Nosotros estamos muy volcados a hacer una leche de alto costo, de alta calidad, para un mercado muy exigente. Y hoy el mercado, la verdad, no está exigente para nada en cuanto a calidad y demás. El mercado está demandando algo blanco que se cargue arriba del camión.
-De cara a esta reconversión, ¿a qué otras actividades planea apostar La Rosalía?
-Vamos a volcarnos más fuerte a la agricultura para generarnos nuestro propio grano y poder así arrancar con una base propia. No podemos salir a pagarlo. Las vacas comen dólares y producen pesos. Además hay un consumo deprimido, una Argentina cerrada a la exportación de lácteos de una forma criminal. No podemos seguir así porque nos llevan puesto el tambo.