Según la Secretaría de Agroindustria este año la Argentina contará con la mayor cosecha de girasol de los últimos 10 años. De acuerdo con el último informe de estimaciones agrícolas, ya se lleva cosechada más de la mitad del área implantada, que sumó 1,85 millones de hectáreas. Se espera que en total se produzcan en este ciclo 3,85 millones de toneladas.
El salto productivo respecto de la campaña 2017/18 sería así de 9,1%, el mayo en una década.
Lo que no se dice en estos informes es que en nuestro país la cosecha de girasol en los años 90 tuvo un crecimiento significativo, hasta alcanzar un récord de 7,12 millones de toneladas en el período 1999/00. Pero luego, crisis mediante de la economía, se redujo bastante el área y los niveles de producción de este oleaginosa, en la que la Argentina es una de las líderes mundiales.
La estimación de Agroindustria es muy parecida a la que hizo la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Según esa entidad ya se recolectó 68% de lo implantado con un rinde promedio de 21 quintales por hectárea. Su proyección de producción llega a 3,90 millones de toneladas.
Más allá de este buen desempeño, la cosecha girasolera tendrá gusto a poco para muchos productores que apostaron al cultivo. Y es que el girasol sufrió fuertes descensos en sus precios a lo largo de esta campaña y para muchos los márgenes fueron negativos. Este semana el girasol cotizaba en Rosario a unos 9.150 pesos por toneladas.
En los últimos años, sectores de la producción vienen señalando que el área y la cosecha de esta oleaginosa quedaron acotadas a regiones puntuales del país. Entre los motivos que condicionan al desarrollo del cultivo destacan las cuestiones comerciales.
Sucede que la demanda está concentrada en pocas empresas que pagan menos de lo que podrían, afectando el ingreso y la renta del cultivo. Eso se refleja claramente en los precios, que muchas veces quedan por debajo de los de la soja, cuando históricamente la relación ha sido la inversa.
Las críticas de los productores, especialmente los de Chaco, alcanzaron en el último tiempo a Asagir, la entidad que reúne a la cadena del girasol, ya que consideraron que no favorecía la transparencia del mercado.