La crisis económica interna, pero sobre todo el parate descomunal de la actividad a partir de la cuarentena por el coronavirus, genera mucho menos demanda de nafta, lo que implica por lógica menos demanda de petróleo. Esa situación arrastra también a la producción de biocombustibles, que se utilizan para el corte obligatorio de los hidrocarburos.
Las estrepitosa caída en el consumo local de combustibles afecta más al sector de los renovables que a las petroleras, al menos en la Argentina, donde los últimos gobiernos tuvieron preferencia por el sector de los combustibles fósiles. Eso se refleja en la decisión de crear un precio del “barril criollo” para sostener la renta de las empresas. La caída del valor mundial del barril de crudo debería haber generado una reducción del precio local, lo que habría bajado los costos en una economía en crisis.
En cambio, la producción de etanol, a raíz de esta caída de la demanda interna de las naftas que se cortan con 12% de este biocombustible, sí está en crisis. Así lo manifestó Patricio Adams (foto), director ejecutivo de la Cámara de Bietanol de Maíz, uno de los dos cultivos desde los cuales se puede producir este producto, ya que el otro es la caña de azúcar.
“Es una tormenta perfecta: cayó 80% la demanda de las petroleras porque a ellos le cayó demanda de naftas.Pero además tenemos el precio congelado hace 5 meses. Tenemos las plantas paradas y la situación es crítica y desesperante. Estamos intentando hablar con las autoridades pero sin éxito, porque nos enfrentamos a gente cerrada, que no entiende y no escucha”, resumió Adam.
Escuchá la entrevista completa a Patricio Adam:
El precio que rige actualmente para que las petroleras compren el bioetanol (y que es fijado por la Secretaría de Energía) es de 30 pesos por litro, cuando la inflación de los últimos meses fue de no menos de 25%. De todos modos, eso parece anecdótico, pues no hay demanda por el producto. “Si ves que el precio del petróleo cayó -siendo generoso- entre 15 y 30%, se llevan un subsidio gigantesco y le transferimos renta del sector renovable al fósil”, agregó el ejecutivo.
Adam explicó que las empresas que procesan el maíz y que están concentradas en Córdoba, tienen colmados los tanques, y no pueden en consecuencia seguir operando porque no les queda espacio para el almacenaje. Por lo tanto, no les quedó otra “que cerrar las plantas y estamos acumulando millonarias”, argumentó.
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También dijo que además de pedir una actualización del precio en función de la fórmula que se venía aplicando, han redoblado su pedido para un incremento del corte obligatorio del 12% a 15%, porque así por lo menos podrían generar más demanda y desagotar algo los tanques. Eso les permitiría volver a procesar, para vender al menos un subproducto como la burlanda, usado por la ganadería y el sector avícola.
Finalmente Adam señaló: “Esperamos que el gobierno salga de su autismo y entienda que en total este sector involucra a 75 mil personas. No podemos poner en riesgo tantas fuentes de trabajo., Con esta propuesta de aumentar el corte, nos permitiría tener la cabeza sobre el agua y no hundir a una industria que invirtió en el etanol de maíz 550 millones de dólares”.