Además de trabajar como asesora de campos ganaderos, la ingeniera agrónoma paraguaya Rafaela Laino se dedica desde hace varios años a la investigación y monitoreo de la relación entre la fauna nativa del Chaco Húmedo –nombre que le adjudica a la ecoregión que inicia al sur de su país y que se extiende por el norte argentino, presentando un régimen de precipitaciones considerable- y la ganadería de pastizales naturales. Para ella, esa es una forma adecuada para saber si esa actividad productiva es realmente amigable con el ambiente posible.
“En Paraguay es más difícil lidiar con la conservación y la producción, pero también me estoy dando cuenta que varios de los productores, y la ganadería extensiva o semi extensiva que hacemos allá, son bastante amigables. A lo mejor no tenemos la receta, pero sin embargo hay varias prácticas que la venimos haciendo de esa forma generación tras generación”, dijo a Bichos de Campo Laino.
¿Cuáles son esas prácticas puntalmente? La agrónoma detalló: “En la zona donde estamos, en la planicie de inundación del Río Paraguay, la matriz principal de todos nuestros paisajes son los pastizales naturales. En las partes más deprimidas tenemos los humedales, donde se va juntando el agua y forman los riachos y ríos que desembocan en el Paraguay. Y en las partes más altas tenemos nuestros bosques, que se dan en forma natural como islas de bosques. Una de las cosas que hacemos es conservar esas islas porque sirven como dormideros para los animales. Ahí los animales se refugian de la crecida del río, del frío y de las temperaturas extremas”.
A eso se le suma el interés por proteger las aguadas, los arroyos y los ríos de menor caudal, para cuidar la calidad de agua que llega a los campos productivos y que sirven de bebederos para los animales.
Desde hace varios años, estos puntos se volvieron parte de una investigación que Laino realiza junto a otros profesionales.
-¿Qué investigás?- le preguntamos.
-Varias cosas. Una de ellas, por ejemplo, tiene que ver con un monitoreo de fauna nativa. Ponemos cámaras trampa en los bosques y para sorpresa nuestra hay un montón de especies que están conviviendo ahí con el ganado hace más de 100 años. Por ejemplo, nos apareció el yaguareté.
-¿Y no tuvieron problema con el ganado?
-No tuvimos problemas o fueron muy pocos. Los que están causando más problemas de depredación son los pumas, en realidad. A veces al yaguareté se le atribuye más de lo que en realidad hace. Ahora volvió a aparecer en nuestras cámaras trampa y no tenemos problemas de predación de terneros. Una de las posibles razones de eso puede ser que ahí, en esos establecimientos, está prohibida la caza de animales. Es por eso que también aparecen un montón de jabalíes, venados, aves, que son sus presas naturales. Si nosotros no comemos la comida del yaguareté o del puma, ellos tampoco se comen a nuestros terneros. Creemos que puede ser así.
-Entonces una clave de convivencia es que haya abundante alimento de otras especies en la cadena natural de alimentación.
-Exactamente. Son estudios que estamos empezando. Ahora presentamos algunos proyectos en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la idea es seguir investigando y analizando cuál sería la mejor respuesta a ese conflicto que se da entre el felino y el ganado.
Mirá la nota completa acá:
-Conservar esa fauna, ¿es una decisión que pueden tomar en campos muy grandes? ¿O pueden tomarla todos los tipos productores?
-El caso específico del conflicto ganado-felino es uno muy delicado. De hecho hay productores que ni siquiera quieren hablar de eso porque está prohibido por ley, pero hay gente que por necesidad de que le matan terneros u ovejas, los caza. Es un conflicto que necesita ser estudiado y necesitamos todos juntos sentarnos en la mesa a ver cómo solucionarlo.
-¿Y a vos cuál te parece la solución?
-Para mí por ejemplo, con la poca experiencia de vida que tengo, una de las maneras de lidiar con ese problema es prohibir la caza de todos los animales silvestres para que haya alimentos para todos. Para nosotros fue una gran sorpresa realmente porque apareció también el oso melero, el oso hormiguero, venados, nutrias y un montón de animales que nosotros no sabíamos ni que estaban todavía. Nos damos cuenta que algo sí estamos haciendo bien y que el ganado sí puede convivir con todas esas especies que tenemos ahí.
-Paraguay ha crecido mucho en producción y exportación de carnes. ¿Se está haciendo una ganadería cuidadosa o hay muchas cosas que revisar?
-Yo creo que varias de las cosas se están haciendo bien. Pero hay muchísimas otras cosas en las que todavía definitivamente tenemos que seguir mejorando. En el Chaco específicamente tenemos unas elevadas tasas de deforestación y se está ampliando la frontera agropecuaria. Evidentemente este es el momento de sentarnos a ver cómo seguir avanzando de la mejor manera, respetando los porcentajes de bosques que hay que dejar, respetando los bosques riparios que son los que protegen ambas márgenes de los cauces hídricos, respetando las zonas de recarga de los acuíferos. Somos un país donde la economía se basa en la ganadería y en la agricultura. Hay que ver el mejor camino para dar con ese equilibrio entre conservación y producción.
-Vos estás llena de ganas de discutir estas cosas. ¿Los Estados y los gobernantes tienen las mismas ganas que vos?
-Espero que sí. Vi que en Argentina hay un proceso que tiene más años y que la gente ya está más concientizada. Me gustaría que en Paraguay también sigamos ese proceso y podamos discutir sanamente sobre estos puntos. Creo que la solución no está solamente en el Ministerio Ambiente, no está solamente en los productores o en los conservacionistas, ni ONG. La solución la tendremos todos juntos y juntos tenemos que sentarnos en la mesa porque es muy complejo.