Los contratistas rurales habrían realizado en la campaña 2016/17 las tareas de siembra y cosecha sobre 56,7 millones de hectáreas de cereales y oleaginosas. Esto implica un acelerado proceso de “tercerización” de la agricultura pampeana, donde los productores tradicionales (dueños de su propia maquinaria) apenas sembraron y cosecharon el equivalente a 14,8 millones de hectáreas.
“Las hectáreas trabajadas por los contratistas rurales en siembra y cosecha representan el 80% del total de la superficie trabajada. El 20% restante habría quedado a cargo de los productores agropecuarios dueños de máquinas y equipos”. Esa es la conclusión principal de un estudio encarado por el economista jefe de la Bolsa de Comercio de Rosario, Julio Calzada, en base a datos del Ministerio de Agroindustria sobre el último ciclo agrícola.
Históricamente se estimaba que los contratistas operaban sobre el 60 o 70% de la superficie agrícola, pero ese cálculo quedó desactualizado a la luz de los nuevos datos publicados por la Bolsa de Rosario. Allí se sostiene que en el esquema agrícola actual, se tercerizan muchas más tareas que las pensadas a manos de estos contratistas:
- El 90% de la cosecha de granos.
- El 70% de la siembra
- El 70% de la aplicación de agroquímicos.
- Procesan el 90% de los forrajes conservados.
- Operan el 100% de las tierras sistematizadas para riego y forestación.
El trabajo estima además que estas empresas, diseminadas en todas las localidades cercanas a las zonas productivas, concentran el 60% de la compra de maquinaria agrícola en el país.
“Estos agentes económicos son actores fundamentales y de gran relevancia para que Argentina haya podido lograr la excelente producción granaria y de algodón de la última campaña 2016/17”, elogia el informe de la BCR. Allí se recuerda además que “la actividad del contratista nació con la mecanización del agro nacional”.
Este proceso tiene pro y contras. En Bichos de Campo entrevistamos hace un tiempo al economista Juan Manuel Villulla, que nos habló de la precarización de la mano de obra que se produce y de la poca participación de los contratistas en la rentabilidad de la actividad.
El Ministerio de Agroindustria considera que el origen de los contratistas responde a la figura del pequeño productor con maquinaria agrícola que, contando con una reducida explotación, decidió ampliar su terreno laboral incluyendo tareas de servicios para terceros como actividad secundaria. Así ésta actividad se convirtió en principal.
Este proceso se revirtió posteriormente, ya que buena parte de los contratistas de servicios se volcaron a la producción de granos mediante el arrendamiento de campos.